Marcelo Mena y Pedropiedra animaron una entretenida conversación sobre Ciencia y Música en Bellavista
En el marco del ciclo “Interpretaciones cruzadas de la realidad”, se realizó una nueva jornada de debate, instancia que además del Director del Centro de Sustentabilidad UNAB y el cantautor nacional, contó con la participación del Director del Departamento de Matemáticas UNAB, Pierre Paul Romagnoli.
En el marco del ciclo “Ciencias y Música: Interpretaciones cruzadas de la realidad”, se realizó en el auditorio del campus Bellavista una nueva jornada de debate, instancia que, además del cantautor nacional y del Director del Centro de Sustentabilidad UNAB, contó con la participación del Director del Departamento de Matemáticas UNAB, Pierre Paul Romagnoli.
Los tres aprovecharon de dialogar amenamente respecto a sus actividades y para sorpresa de los asistentes, demostraron que Ciencia y Música no son actividades tan dispares como se podría creer en una primera aproximación.
Durante las casi dos horas que duró la conversación, ésta repasó desde los inicios musicales de Pedropiedra hasta las influencias profesionales de Pierre Paul. Y también dejó al descubierto una que otra anécdota de los invitados.
“Hago desde lo que nos sirve para nada como dice mi madre. Cuando me titulé ella me preguntó ¿ahora si vas a conseguir una profesión de verdad?”, señaló entre risas el doctor Romagnoli.
Algo similar le pasó a Pedropiedra. “Mi mamá quería que fuera abogado y cuando supo que no lo sería se la pasó quejándose con mi tías. Eso sí, no fue tan difícil de asimilar para ella, ya que por parte de mi papá hay hartos artistas plásticos en la familia», aseguró.
Luego, con guitarra en mano, el músico mostró en vivo como es el proceso de composición de una canción. La escogida para tal ejemplo fue uno de sus éxitos “Inteligencia Dormida”, por ser una de las que tiene más arreglos, así como también una de la favorita de los presentes.
Junto con los primeros acordes de la canción, Pedropiedra reveló detalles de ésta. “Nació de la idea de una marcha, quería una canción optimista que tirara pa’ rriba y que fuera un poco bailable. Tenía una idea de piano con cuatro compases y a partir de ahí lo empecé a modificar y a poner color. Después de eso agarré una batería y por último la letra, que en mi caso siempre viene al final. La grabé y listo”.
Si bien suena bastante simple, el proceso de creación no lo es. El músico confesó que antes de dar con el resultado final son números los intentos que se van directo al basurero “a mi se me acumula un cementerio de basura. De ideas que parecían buenas en su momento pero no lo son”. En esto también coincidió Pierre Paul. Para el matemático hay tres artículos indispensables en su lugar de trabajo: “lápiz, papel, un basurero y ya está. No necesito nada más”, sentenció.
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Escrito por: Prensa-UNAB