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Positivo balance de voluntariado UNAB en el sur: 500 mediaguas para cientos de familias

Desde que la U. Andrés Bello comenzó con las tareas solidarias posterremoto ya se han movilizado más de 1.700 voluntarios que han trabajado incansablemente en las zonas de la catástrofe para levantar el país. El saldo es la construcción de medio millar de viviendas de emergencia y un fuerte vínculo entre nuestro alumnado y las familias afectadas, que, […]

Desde que la U. Andrés Bello comenzó con las tareas solidarias posterremoto ya se han movilizado más de 1.700 voluntarios que han trabajado incansablemente en las zonas de la catástrofe para levantar el país. El saldo es la construcción de medio millar de viviendas de emergencia y un fuerte vínculo entre nuestro alumnado y las familias afectadas, que, a juicio del coordinador UNAB en la zona, Francisco Santa María, es «una de las aristas más relevantes del tema, una experiencia que los estudiantes no olvidarán y que les ayudará a ser grandes profesionales en el futuro», asegura.

Con la reconstrucción del país en el horizonte la U. Andrés Bello ha marcado presencia en las regiones del Maule y del Biobío con un contingente de voluntarios que han trabajado con abnegación y seriedad en el levantamiento de un total de 500 mediaguas, contabilizando los tres viajes en los que ha participado nuestra casa de estudios.

Paralelamente la reconstrucción ha significado un trabajo de apoyo con la gente afectada, lo que a juicio de Francisco Santa María, Director de la DEU de la U. Andrés Bello de Viña del Mar, quien ha vivido en terreno el proceso, «es uno de los aspectos centrales de nuestro voluntariado. Aquí los alumnos se dieron cuenta de lo que significa la solidaridad, salir de sus cuatro paredes y ver la realidad del país, creo que eso los hará mejores profesionales. Estamos formando gente que tendrá una gran resposabilidad social y esa es una apuesta de nuestra Universidad», explica.

Frente a la quema de una mediagua registrada en la localidad de Penco, Santa María reflexiona: «nuestra experiencia ha sido muy distinta, la gente está muy agradecida. Cuando llegan los voluntarios los reciben con una comida preparada en lo que queda de sus casas en ruinas. Por ejemplo a una señora de 70 años, que vive con $5.000 mensuales, perdió su casa. Cuando le entregaron la mediagua ella les tenía una torta a los alumnos, que nadie supo de dónde la sacó. Historias así hay muchas. Ahí los alumnos se dan cuenta de lo que están viviendo, estamos generando un vínculo muy potente, ha sido muy emotivo vivir este proceso, mucha lágrima, sobre todo para los que trabajaron en esto por primera vez».

Frente a la desesperación de la gente el Director de la DEU  de Viña del Mar, explica que «en estos viajes he visto que los municipios están sobrepasados, trabajando con gente que no está capacitada para soportar el peso de una emergencia. No dan abasto. Los municipios son los cuellos de botella de la emergencia y necesitan ayuda, por eso mucha gente reacciona mal, falta gestión y recursos».

En ese sentido explica que el trabajo de los voluntarios UNAB en la zona ha sido «muy serio, nos hemos preocupado del trabajo y no de hacer fiestas. Hemos trabajado junto al Ejército y la comunidad, levantando el país entre todos».

Además Santa María destaca la labor del coordinador del levantamiento de las mediaguas, Un Techo para Chile. «Ellos han trabajado de forma excelente, la emergencia significó una sobredemanda que han manejado muy bien y nuestra relación con ellos ha sido extraordinaria, por eso nosotros los apoyamos firmemente».

En total en los tres voluntariados de la UNAB en la zona, la casa de estudios con mayor presencia solidaria en la catástrofe, se levantarán cerca de 500 mediaguas gracias a un universo de 1.700 voluntarios que inmediatamente después del terremoto del 27 de febrero comenzaron a generar una red solidaria. 

Las zonas en las que se construyeron las mediaguas son Cauquenes, Quillón, Ñipas, Bulnes, San Ignacio, Pocillas, Tres Esquinas y San Gregorio, ubicadas en las regiones del Maule y del Biobío.

Esta tercera etapa culmina este domingo cuando el contingente emprenda el regreso con alumnos que cambiaron su visión del país gracias a la iniciativa de la U. Andrés Bello. «Esta experiencia trasciende a la Universidad y eso es muy positivo para los alumnos, quienes han tenido un gran comportamiento en la zona y se han comprometido de verdad, lo que se reflejará en el futuro en su comportamiento profesional», acota Santa María.

Ignacio Tobar

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Escrito por: Prensa-UNAB