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Crónica de Chillán | Inclusión y educación superior

En el marco del proceso PSU que realizan los estudiantes cada año, la directora del Diploma de Habilidades Laborales de la UNAB María Theresa von Furstenberg reflexionó sobre la educación inclusiva.

En pocos días los estudiantes que rindieron la PSU tendrán sus resultados y con eso iniciarán el proceso para ingresar a la educación superior. Sin Embargo, para la directora del Diploma de Habilidades Laborales de la UNAB María Theresa von Furstenberg, muchos jóvenes tendrán que sortear barreras aún más difíciles.

A través de una carta al director, publicada en el diario Crónica de Chillán, Von Furstenberg profundizó en la tarea pendiente que tiene tanto el Estado como la sociedad en la inclusión real de niños y jóvenes con discapacidad. Uno de los puntos tratados en el texto fue la falta de accesibilidad de la PSU como instrumento para las personas con discapacidad, esto a pesar de las modificaciones que se han realizado a la evaluación.

 

Inclusión y comenzar en la educación superior

Señor director:

Cada fin de año el ambiente que genera la Teletón nos hace volver la mirada hacia la inclusión y reconocer en ella su insuperable labor en la rehabilitación de niños con discapacidad. En educación, sin embargo, hay aún tareas pendientes.

En pocos días muchos jóvenes tendrán sus resultados de la PSU, con los que podrán acceder a la educación superior, pero para algunos esta será una de las barreras más difíciles de superar. El II Estudio Nacional de Discapacidad (2015) muestra que en Chile hay un 20% de personas en situación de discapacidad. De ellos sólo el 9.1% acredita estudios superiores.

El ingreso de PcD (Persona con Discapacidad) a la educación superior se ha visto afectada, entre muchos otros factores, por la falta de accesibilidad de la PSU como instrumento. A pesar de que el Demre ha realizado ajustes, es en el proceso 2018 donde recién se evidencian algunos cambios significativos, como un aumento de jóvenes que rindieron la prueba con ajustes, aunque solo el 25% de ellos lograron ser seleccionados.

Desde 2010 nos regimos por la ley 20.422 que establece que: “las instituciones de educación superior deberán contar con mecanismos que faciliten el acceso de las PcD, así como adaptar los materiales de estudio y medios de enseñanza para que puedan cursar las diferentes carreras”.

A pesar de ello, Chile no pasó el examen en la Convención de Ginebra sobre los derechos de las PcD (ONU 2016) que, entre muchas otras observaciones, recomienda al Estado de Chile “la implementación de un plan para transicionar hacia la educación inclusiva, a todo nivel hasta el superior”.

Algunas instituciones de educación superior ya incorporaron alumnos con discapacidad física o sensorial en sus aulas regulares, a quienes entregan apoyo en accesibilidad al entorno y al conocimiento que requieren. A su vez han desarrollado programas de formación socio-laboral adaptados a las capacidades y ritmos de aprendizaje para aquellos jóvenes con discapacidades cognitivas.

Aunque aún son muy escasas estas opciones educacionales, se observa en muchas de ellas un tránsito hacia el desarrollo de una verdadera cultura inclusiva, mediante la implementación de políticas y protocolos, sistemas de admisión especial y unidades académicas preparadas para dar respuesta a la diversidad del alumnado, es decir, considerando a la inclusión como parte de su misión.

 

María Theresa von Furstenberg

Directora del Diploma en Habilidades Laborales de UNAB

 

Escrito por: Inger Ambler