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Ante más de 300 personas, Fernando González, Nicolás Jarry, Isidora Jiménez y Valentina Carvallo compartieron sus experiencias en UNAB

Académicos y deportistas dialogaron sobre la importancia de los valores deportivos, las buenas y malas prácticas y la importancia de la derrota, entre otros temas.

Académicos y deportistas dialogaron sobre la importancia de los valores deportivos, las buenas y malas prácticas y la importancia de la derrota, entre otros temas.

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A inicios de septiembre, el tenista chileno Nicolás Jarry (118° en el ránking ATP) ganó el challenger de Quito. Y lo hizo tras superar al dominicano Víctor Estrella (90°).

“En Quito le gané por primera vez a un dominicano que venía ganando las últimas cuatro veces (que nos enfrentábamos) y que es más suelto, más agrandado, tiene 35 años y yo 21, tiene harta más experiencia que yo. Pero esta vez cuando lo veía le decía: a ti no te hablo, no te hablo. Me tiraba una talla y chao, no lo pesqué. Y eso fue fuera de la cancha. Es la primera vez que yo hacía eso, ya jugando el partido, le gané. Lo aprendí después de haber cuatro veces con él, pero ya en alto nivel uno necesita demostrar ciertas cosas para no ir perdiendo el partido antes”.

Ese fue uno de los episodios que la primera raqueta nacional expuso en el Seminario de Ética y Valores en el Deporte: Pasión y Transparencia que, este 12 de septiembre, realizó la Escuela de Educación Física y el Departamento de Humanidades de la UNAB en Campus Casona y al cual asistieron más de 300 estudiantes, académicos y deportistas.

En el encuentro también participaron el tenista Fernando González, la atleta Isidora Jiménez y la triatleta Valentina Carvallo, quienes en dos paneles dialogaran con los académicos UNAB Jaime Fillol, Rodrigo Figueroa y Gustavo Cataldo sobre la importancia de los valores deportivos, las buenas y malas prácticas y la importancia de la derrota, entre otros temas. 

Fernando González: “la derrota está muy satanizada”

rel=»attachment wp-att-221727″>“Habré perdido unas ¿200 veces? Y en varias oportunidades, varias, llegaba al camarín derrotado y decía: ¿para esta we… entrené tanto? y mira cómo jugué, cómo me ganaron, me sacaron la c… Pero luego tienes el siguiente desafío”. De esta manera, el tenista expuso cómo en muchas ocasiones vivía la derrota.

“Creo que está muy satanizada la derrota (…) Y la derrota o el triunfo no es ese día, la derrota y el triunfo se empiezan a construir con tiempo, meses, años de entrenamiento, de disciplina, de cómo comportarse porque, llevado al tenis, uno comparte el camarín como 100 jugadores y si no tienes buenas actitudes todos te van a querer ganar y van a querer que te ganen”.

El “Bombardero de La Reina” explicó que “la verdadera derrota es cuando pierdo y no saqué nada en limpio, porque a veces uno puede ganar y no hizo las cosas bien, ya sea ética o técnicamente, pero muchas veces pasan al olvido porque ganó. Y uno realmente se da cuenta de las cosas cuando pierdes. Hay que respetar la derrota y sacar mucho en limpio, uno crece mucho. El triunfo viene de un largo proceso”, finalizó.

Isidora Jiménez: “Lo importante es lo que uno es capaz de hacer con la derrota”

rel=»attachment wp-att-221728″>Para la atleta y estudiante de Periodismo UNAB, Isidora Jiménez, para afrontar la derrota con entereza es importante conocerse a uno mismo. “Tienes que darte ánimo y pararte (…) al conocerse uno mismo sabrás de lo que eres capaz de hacer con la derrota”, dijo.

La penquista también contó de su experiencia con las malas prácticas deportivas que se dan fuera de las pistas.

“Esas cosas ocurren más cuando de la zona de calentamiento pasas a la cámara de llamado, donde uno está listo para correr, estás sentado en sillas frente a tus rivales (…) En los (torneos) Sudamericanos me pegaban mucho, me daban codazos y no entendía cuál era el problema, por qué me pegaban. En unos panamericanos yo estaba sentada tranquila, fui al baño, volví y me habían dado vuelta toda la mochila, me habían sacado los clavos y yo no podía entender por qué me hacían eso, creerán que les puedo ganar. Yo estaba feliz porque había hecho mi mejor marca, y ellas estaban en lo suyo. Son cosas que no se entienden y eso más que trampa es no jugar limpio, porque es molestar sin necesidad”, relató.

Aunque en las pistas, dijo, también “cuando van corriendo, en las vueltas se van pisando, rompiendo las zapatillas con los clavos, se van pegando codazos. Nada de eso está permitido, pero que lo vean es difícil”, agregó y dijo que en ese sentido “no me considero una mala competidora”. 

Nicolás Jarry: “uno nunca quiere ser esa persona de la cual hablan mal”

rel=»attachment wp-att-221729″>“Cuando era bien picota chico era chico. Hice todo tipo de deporte. Y me fue mal tantas veces, que se me olvidaba que perdía”, contó el tenista, quien aprovechó la ocasión para valorar la formación ética que le entregó su abuelo: Jaime Fillol.

El deportista relató que varias veces ha tenido discusiones con su entrenador –con quien trabaja desde los 14 años–respecto a cómo se relaciona con sus oponentes.

“Varias veces me han retado por ser muy tranquilo a la hora de una discusión cuando hay piques dudosos, o si hay una pelota dudosa yo muchas veces se la doy a mi contrincante, o le digo al árbitro cuando yo ya no puedo decir que fue mala o buena, me lavo las manos y dejo que haga su trabajo”, dijo.

“Muchas veces yo, a buena fe, le doy el punto al otro, en eso hemos tenido discusiones con mi entrenador de que esto me pueda afectar en el futuro porque yo voy a creer que él va a hacer lo mismo conmigo, o cómo me pueda afectar para el resto del partido si no lo hace. Pero creo que es más importante hacer lo correcto, si es que en un futuro te hace lo mismo a ti tú te vas a sentir bien, si es que no, hay que lamentarse por cómo fue criada esa persona, que no tuvo las mismas bases que yo; esa persona va a querer ganar más que ser un buen competidor, pero es un tema que se toca poco. Es difícil, tocarlo te puede ayudar a formarte y uno ve de la manera fea que hablan de esa persona que hace trampa y uno nunca quiere ser esa persona, de la cual hablan mal”, destacó.

Valentina Carvallo: “Puedo ganar muchas veces perdiendo”

rel=»attachment wp-att-221730″>“Para mí el tiempo no es relevante”, dijo la triatleta, porque en el triatlón cada carrera es diferente: “la natación puede ser más movida o calmada, el circuito de la bicicleta puede ser con más o menos pendiente”. Lo importante, planteó, es el proceso de preparación para la competencia.

Por eso, agregó: “¿ganar perdiendo? sí, puedo ganar muchas veces perdiendo porque cuando pierdo aprendo mucho, me fortalezco, puedo mejorar más (…) De las frustraciones uno aprende mucho, y de todas las veces que se cae y logra volver a pararse”.

Valentina, que fue madre hace seis meses, subrayó el rol formador de la actividad deportiva. “El deporte enseña muchos valores, pero si a los niños les enseñamos que es solo ganar para ser un Alexis Sánchez, sin saber lo que él hizo para llegar donde está, vamos a seguir perdiendo deportistas”, enfatizó.

En ese sentido, dijo, preocupa que ver cómo muchos padres quieren que desde los 5 años sus hijos sean competitivos y dejan de lado que el deporte es un juego.

“Eso ha hecho perder mucho de la sana competencia. Los niños deben jugar lo que más puedan, ojalá extenderlo la mayor cantidad de años posible, que conozcan todo tipo de deportes y que los papás les enseñen los valores del deporte. Es donde más aprenden los niños a caerse, a pararse, a ser perseverantes, a tolerar la frustración”, subrayó.

Triunfos morales

rel=»attachment wp-att-221731″>“Para el deportista el juego limpio es un ideal de su disciplina, pero lo es porque antes que deportista es persona”, dijo Rodrigo Figueroa, académico de Filosofía UNAB, en su exposición.

En ella abordó la importancia del juego limpio y el impacto de eso en la comunidad. “Hacer lo incorrecto, sobre todo si es con intención, supone ir siempre contra uno mismo. Actuar mal no favorece a nadie, menos a quien lo realiza. Esta idea, a fin de cuentas, presupone que cada uno de nosotros, a la hora de comportarse, tiene en vistas no solo el propósito de lo que hace, sino también reconoce que un hombre sin límites y que no se pone restricciones a sí mismo pone en riesgo a toda una comunidad.  No estamos solos y, por ende, vivir supone hacerlo ayudándose”, sentenció.

El académico también dijo que es natural querer ganar: “El deportista entra a una cancha o a una pista atlética queriendo triunfar, no deseando perder.  Sin embargo, y concediendo que los triunfos morales no son auténticos triunfos, no hay que olvidar que la conducta moral es siempre un triunfo, una manera de vencerse a sí mismo en esta permanente tentación de ganar a como dé lugar”.

Por lo tanto, añadió, “para el deportista el juego limpio es un ideal de su disciplina, pero lo es porque antes que deportista es persona, en la cual el bien es el ideal de su conducta. No apelaríamos al juego limpio si el ser humano no pudiese ser honesto.  Porque puede serlo, queremos y, en el fondo, exigimos que lo sea”.

Gustavo Cataldo, académico de Filosofía UNAB, destacó que la ética en el deporte no se restringe a la práctica apegada a la reglamentación. “La cuestión ética del deporte excede el mero cumplimiento de las reglas. (Por ejemplo) Es conocido el tema de las faltas estratégicas. En España, un futbolista (Sergio Ramos) se hizo expulsar para pasar a la siguiente ronda libre detarjetas amarillas. El jugador no incumplió ninguna regla interna del fútbol. Lo mismo ocurre cuando hay equipos que hacen tiempo para clasificar y no intentan ganar. En esos casos se cumple la reglamentación y sin embargo los consideramos éticamente reprobables”, subrayó.

Cultura deportiva

rel=»attachment wp-att-221734″>“Yo llevo años en el deporte y siempre he pensado que en Chile no tenemos una cultura deportiva. Nos gusta el deporte, pero no sabemos cómo hacerlo; conversamos sobre sobre ello, pero no dialogamos quienes debiéramos hacerlo. Esta es la primera vez que se da un encuentro así, el que juntamos a deportistas, entrenadores, profesores con los filósofos para conversar sobre deporte (…) Ellos nos dan el sustento antropológico que valida nuestra profesión pero, además, nos hacen cuestionar nuestros objetivos y propósitos, cómo lo estamos haciendo, cuánta armonía hay entre lo que desea el niño, el joven y lo que le ofrecen sus entrenadores y dirigentes, o lo que sus padres esperan de ellos y del esfuerzo que la familia ha comprometido”, expresó Jaime Fillol, director de la Escuela de Educación Física UNAB.

La Dra. María Gabriela Huidobro, decana de la Facultad de Educación UNAB, destacó que “el deportista tiene más que un rol social de generar alegría a través de ciertas victorias, da ejemplos de vida y comparte experiencias de vida que significan mucho más que el entrenamiento y la competencia. Experiencias que significan sacrificio, esfuerzo, pasión y dedicación por lo que uno quiere. en ese sentido, el deporte es una herramienta educacional privilegiada para poder enseñar en cualquier ámbito de la vida”.

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Escrito por: Prensa-UNAB