Repositorio Noticias UNAB

Académicos UNAB evalúan uso de macroalgas para biorremediación de costas de Quintero y Puchuncaví

El proyecto titulado «Cultivo de Alga Parda Macocystis Piryfera en la zona de Quintero y Puchuncaví: Evaluación de la productividad y potencial uso para la biorremediación de metales pesados y compuestos orgánicos»; será presentado el martes 8 de septiembre a las 11;30 horas en la Sala de la Cultura de la Municipalidad de Puchuncaví.

El proyecto titulado «Cultivo de Alga Parda Macrocystis Piryfera en la zona de Quintero y Puchuncaví: Evaluación de la productividad y potencial uso para la biorremediación de metales pesados y compuestos orgánicos», es financiado por un proyecto FIC delGobierno Regional de Valparaíso y será presentado el martes 8 de septiembre a las 11;30 horas en la Sala de la Cultura de la Municipalidad de Puchuncaví.

rel=»attachment wp-att-182079″>

En septiembre del año 2014, la rotura de una conexión en un buque pesquero produjo el derrame de cerca de 38 mil litros de crudo de petróleo a la bahía de Quintero. Hace pocos días, el mismo fenómenos volvió a repetirse, pero esta vez con menor intensidad.

Estos hechos se suman a diversas otras emergencias ambientales que a lo largo de la historia moderna de Chile han afectado a las comunas de Quintero y Puchuncaví, especialmente a quienes viven alrededor de la pesca artesanal.

En este contexto, desde el Estado y la academia se han comenzado a realizar esfuerzos dirigidos a la recuperación de ambientes y recursos con el fin de generar incentivos para el desarrollo de actividades económicas diferentes al área industrial, tales como el turismo.

De esta forma, la Dra. Loretto Contreras Porcia, académica de la Facultad de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Andrés Bello; en conjunto con los doctores Cristián Bulboa, Cristóbal Galbán y Jean Pierre Remonsellez, pertenecientes a la misma Facultad; y la Dra. Daniela Mella, de la Pontificia Universidad Católica de Chile;  lleva a cabo un proyecto que propone la utilización de técnicas de biorremediación mediante el uso de algas, con el fin de contrarrestar los efectos de la contaminación de la costa de Quintero y Puchuncaví.

El poder de las algas

rel=»attachment wp-att-182080″>

La Dra. Loretto Contreras Porcia explicó que la idea central de su trabajo está motivada por “la necesidad de mitigar los efectos de la industria que progresivamente se ha instalado en la zona, la cual presenta altas tasas de emisión de contaminantes, tanto al agua como al aire. También es imperativo incluir un análisis progresivo en el tiempo para consolidad un diagnóstico eficiente que garantice que esta zona presenta un riesgo significativo a nivel ecológico”.

Este proyecto, que es financiado con aportes del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R) del Gobierno Regional de Valparaíso, utilizará como potencial biorremediador un alga propia de América del Sur, la cual recibe el nombre de Macrocystis pytifira o huiro canutillo. “Esta especie ha sido intensamente explotada en Chile, ya que se usa como fuente de alimento de herbívoros marinos, principalmente en el norte del país. Se presenta de forma discontinua a lo largo de la costa, formando praderas submareales. Desde el punto de vista acuícola, la tecnología para su cultivo se encuentra totalmente establecida en todo su proceso de vida, que va desde la producción de semillas hasta los sistemas de cultivos en el mar”, destacó la Dra. Contreras Porcia.

Asimismo, la académica de la Facultad de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Andrés Bello expuso que “si bien gracias a experiencias previas estimamos que Macrocystis pyrifera será efectiva en la captura de metales u otros elementos, hay que tener claro que este es el primer paso de un largo proceso, el cual involucra también la acción de autoridades y empresas, con el fin de no sólo biorremediar, sino que también lograr una recuperación productiva”.

“En este sentido, el cultivo de Macrocystis pyrifera propuesto por nuestro programa, se proyecta como una actividad capaz de generar beneficios ambientales, laborales y sociales para la comunidad; ya que además de capturar elementos nocivos, albergará biodiversidad, abriendo nuevos campos productivos relacionados al mar”, subrayó la Dra. Loretto Contreras Porcia.

Trabajo con los pescadores

La investigadora de la Universidad Andrés Bello agregó que el primer paso para el desarrollo de este proyecto fue el establecer redes de contacto e información con los pescadores artesanales de las caletas involucradas, las que corresponden a Ventanas, Horcón y Maitencillo. “Ellos son los principales actores de esta iniciativa, además de ser quienes poseen la experiencia del trabajo de mar en estas zonas. Hoy contamos con el apoyo de la mayoría de ellos, quienes se sienten esperanzados con los resultados de esta investigación”.

Luego, comenzará la etapa de cultivo, la cual consiste en depositar en el mar plantas de 5 a diez centímetros de longitud en un sistema tipo long-line. En un plazo de cinco meses de cultivo en el mar, se espera que las algas alcancen su mayor nivel de desarrollo para luego ser cosechadas. Estos cultivos serán monitoreados con un exhaustivo seguimiento de su crecimiento, sobrevivencia y productividad.

“El uso de algas para la remediación y mitigación de daños ambientales es una herramienta con grandes posibilidades y que ya ha sido aplicada con éxito en otras partes de Chile. Sin embargo, su efectividad contra compuestos orgánicos aún no ha sido comprobada. Es por esto que parte importante de este proyecto será estudiar la velocidad con la que estas sustancias son fijados por la especie modelo, con el fin de optimizar el proceso”, expresó la Dra. Contreras Porcia.

Finalmente, la académica de la Universidad Andrés Bello destacó que “los resultados que obtenga este proyecto serán útiles tanto para optimizar el uso de recursos algales en la recuperación de daño ecológico, como también para diseñar futuros planes estratégicos de biorremediación aplicables a distintas zonas de Chile y el mundo”.

rel=»attachment wp-att-182085″>

Escrito por: Prensa-UNAB