El factor educación en Chile y los cambios que ha experimentado en las últimas décadas
El mayor acceso a estudiar es uno de los principales fenómenos que se aprecia al mirar cómo ha evolucionado la formación académica de la población. Así lo indica el estudio realizado por nuestra casa de estudios y la consultora Datavoz en torno a este tema. Las diferencias en los resultados escolares según el tipo de establecimiento, es […]
El mayor acceso a estudiar es uno de los principales fenómenos que se aprecia al mirar cómo ha evolucionado la formación académica de la población. Así lo indica el estudio realizado por nuestra casa de estudios y la consultora Datavoz en torno a este tema. Las diferencias en los resultados escolares según el tipo de establecimiento, es una de las deudas que colaboran a aumentar aún más la desigualdad socioeconómica en el país.
I EDUCACIÓN PARA TODOS, pero desigual en años de escolaridad
Chile logró en las últimas décadas niveles de alfabetización similares a los de un país desarrollado, gracias a sus políticas de educación básica obligatoria. En efecto, de acuerdo al Censo 2002 un 96% de la población sabe leer y escribir, mientras que en el siglo XIX, exactamente en 1854, sólo el 13% de la población tenía estos mínimos recursos de educación. Esa cifra aumentó sostenidamente hasta experimentar un gran salto en 1930, cuando el porcentaje de alfabetización superó el 70%.
Lo mismo ocurrió con el acceso a la formación educativa. El aumento en la escolaridad promedio de la población mayor de 18 años ha tenido un fuerte crecimiento en la última década: En 1990, por ejemplo, el promedio de años de estudio bordeaba los 9,4, cifra que para 2009 se elevó a 10,4. De acuerdo a Francisco Téllez, académico de la U. Andrés Bello, en la década del 60 se pusieron en práctica varias reformas que estaban orientadas a aumentar justamente esa escolaridad básica. En los 90, en tanto, las políticas fueron orientadas a cubrir la educación media para la mayor cantidad de personas.
Por lo tanto, gracias a las políticas de escolaridad obligatoria, la educación básica ya está prácticamente cubierta (tasa neta de 93%), mientras que la de educación media, ha aumentado en el tiempo. En 1990, 6 de cada 10 niños en edad de obtener dicho nivel de educación asistía a la educación media, hoy esa cifra alcanza a un 71% (tasa neta).
Otros datos a considerar es que hace 20 años, las personas de 20 a 24 años que habían completado la educación media no superaban el 53% y para el 2008 ese porcentaje se elevó a 81%. Así también aumenta la población que asiste a algún tipo de establecimiento educacional: en 1990 el 62% de los que tenían 14 años y menos asistía, porcentaje que aumentó a 77% en 2009. Lo mismo ocurre con el número de personas que tienen entre 15 a 29 años: los que van al liceo o colegio pasaron de un 42% a 44%, en el mismo periodo de tiempo.
Las cifras desde 1960 muestran que la matrícula por nivelación de enseñanza básica entre la población adulta era de 20.875, la que aumenta considerablemente a mediados de los años setenta con cifras que superan las 100 mil. Luego experimenta un descenso a 20 mil matrículas, hasta llegar a las 22.224 en 2008. Por su parte, la evolución de la nivelación de enseñanza media en 1960 presentaba una matrícula de 29.923, cifras que fueron aumentando para tener un gran alza a mediados de los setenta con 100 matrículas, aumentando progresivamente hasta llegar en 2008 a 108.186.
La desigualdad en los años de educación entre quintiles de ingreso, sin embargo, continúa siendo muy grande en la actualidad: 8,2 años estudia en promedio el quintil más pobre y casi 14 en el más rico. Lo que es relevante, si se considera que el gran salto en ingresos se produce cuando una persona logra completar la educación universitaria. Y es así, alguien con educación superior completa gana tres veces más que una persona que ha completado la educación media.
Por otro lado, a pesar de que la tasa bruta de asistencia a la educación superior registra un prolongado y fuerte aumento, desde un 1% en 1950 hasta un 38% en el 2008, las diferencias por nivel socioeconómico siguen siendo muy grandes: sólo un 17% de los jóvenes de 18 a 24 años del 20% del quintil más pobre asiste a educación superior, cifra que crece a 55% para aquellos del 20% más rico.
Ahora bien, en términos de retorno por nivel de educación, en 1994 contar con educación básica implicaba un ingreso por concepto de sueldo que bordeaba los $ 200.000, el cual no crece significativamente en 2009. Mayor diferencia se aprecia en la educación universitaria incompleta que en 1994, superaba los $ 400.000 y en 2009 se acercaba a los $ 600.000. La distancia más relevante se aprecia en la educación universitaria completa, que en 1994 se acercaba a $ 1.000.000 y en 2009 ya lo supera, alcanzando un promedio de $ 1.100.000.
Llama la atención, dice Danae de los Ríos, Directora General de Pregrado de la Universidad Andrés Bello, que la gente esté más consciente de la inequidad en la educación que evidencia el sistema. Hace 10 años no existía tanta conciencia sobre este problema y agrega que el país debe trabajar en superar esta inequidad. “Si no es así, viviremos en una sociedad más fragmentada donde las posibilidades de crecer como país serán escasas. Si se desea ser una sociedad desarrollada se debe reducir la inequidad en la educación”, asegura la experta.
A la hora de ver lo que sucede entre hombres y mujeres en términos de escolaridad, las cifras son similares, con una leve diferencia a favor de los hombres que ha ido disminuyendo. De esa forma, si en 1990 ellos tenían un promedio de 9,6 años y 9,3 las mujeres, diez años después esto sería de 10,1 y 9,7 y en 2009, en tanto, la cifra fue de 10,6 y 10,2 años de escolaridad.
II CUESTION DE CALIDAD: La deuda histórica de la educación
Por otro lado, si el foco del análisis es la calidad de la educación en Chile, aún estamos en deuda. Los resultados de la prueba de conocimientos SIMCE, que se aplica en el país desde 1986, muestran claras diferencias de logro por nivel socioeconómico y dependencia. Por su parte, queda en evidencia el escaso progreso que estos resultados han tenido – tanto en matemáticas como lenguaje – en los últimos 25 años. Francisco Téllez, explica que en términos de calidad presentan problemas reales: “En pruebas estandarizadas, Chile aparece en los últimos lugares a nivel mundial. Por ejemplo, nuestros niños de cuarto básico, muestran deficiencias graves en la compresión lectora si se comparan con escolares de otros países”.
Por lo tanto, agrega el experto, no se han visto señales o indicadores, más allá de la cobertura y lo suficientemente fuertes como para que avalen igual crecimiento en cobertura educacional y calidad de la misma”. Por lo mismo, complementa Danae de Los Ríos, la cobertura ya no es un obstáculo en el país, el desafío ahora es mejorar la calidad del sistema educativo. Sabemos que en calidad estamos en deuda si nos comparamos con los países de OCDE, que son nuestra referencia.
Percepción que es compartida por las personas que participaron de la Encuesta Bicentenario de la Universidad Andrés Bello y Datavoz, ya que evalúan con una nota 4,8 la calidad de la educación en Chile. Se destaca que los entrevistados del nivel socioeconómico bajo califican levemente mejor su educación que los de estratos más altos. No se observan diferencias según sexo y edad.
Frente a la pregunta ¿Usted cree que en los últimos 10 años la calidad de la educación en Chile ha mejorado, se ha mantenido igual o ha empeorado?, la mitad de los encuestados (49%) considera que la calidad se ha mantenido igual, en tanto un tercio de ellos cree que ha mejorado (33%) y el resto, que ha empeorado (18%).
Por otra parte, un 86% de los encuestados cree que los niños de escasos recursos reciben una educación de peor calidad que los niños de mayores recursos. La percepción de desigualdad respecto de la calidad de la educación recibida por niños de escasos recursos es más fuerte en el grupo de alto NSE (96%) disminuyendo a 81% en el grupo de NSE bajo.
Por lo tanto, opina Francisco Téllez, los desafíos Bicentenario de la educación en Chile van de la mano de mejorar la calidad a través de políticas públicas. “Esto implica, entre otras cosas, mejorar la carrera docente y las pedagogías, invertir en infraestructura en la cual nuestros niños están estudiando y aumentar la subvención. Pero, además, ir avanzando el desarrollo de un currículum que más que incluir solo conocimientos específicos, le entregue a los estudiantes habilidades y capacidades para insertarse en un mundo globalizado”.
Para aumentar la calidad de la educación en los sectores más desposeídos, el sistema debiera volver a ser centralizado y así terminar con las inequidades que se producen entre los municipios más ricos y los más pobres. La otra alternativa, dice Téllez, es entregar más recursos a las comunas más pobres.
“Tener más horas de clases tampoco es una solución -complementa Danae de los Ríos-, no se solucionan los problemas en educación con extender el horario. Además, actualmente existe mucho énfasis en matemática y lenguaje, y se ha perdido la relevancia de otras áreas como deporte, arte, música o filosofía, que está comprobado contribuyen a favorecer el trabajo en equipo y al desarrollo de los niños”, afirma la experta.
III INVERSION EN EDUCACION: gasto público y privado
En los últimos 20 años tanto el gasto público como privado en educación ha aumentado. Al analizarlo como porcentaje del PIB, se aprecia que en 1990 el gasto privado en educación era 1,4% y el público 2,4%. Cifras que en 2006 se elevaron a 2,7% con respecto al gasto privado y 3,4% en el público. En ese mismo periodo el gasto público en educación según nivel de enseñanza, muestra que la mayor parte se concentra en la educación básica, con cerca del 50%. El gasto en educación parvularia es menor: en 1990 representaba menos del 10% del gasto total en educación y en 2008 recién supera esa cifra.
Los esfuerzos del gobierno de Michelle Bachelet, advierte Francisco Téllez, fueron justamente fortalecer el sistema de educación pre-escolar, con el programa Chile Crece Contigo. “Con él aumentó la cobertura para que las mujeres –principalmente de estratos socioeconómicos más vulnerables, tuvieran espacios seguros donde dejar sus hijos, que además cubrieran las necesidades de educación y alimentación. Pero nuevamente no contamos con instrumentos que evalúen de forma objetiva la calidad de la enseñanza que se realizan a este nivel educacional”.
Pero claramente no se refleja en las cifras aún. En los últimos diez años ha visto acrecentar levemente el número de establecimientos que la imparten. De esa forma, si en 1998 existían 777 establecimientos Integra, esos aumentaron solo a 1.022 en 2008. Los pertenecientes a Junji, en tanto, en ese mismo periodo, pasaron de 1.634 a 2.150. Por su parte, las unidades educativas pasaron de 4.951 a 5.847.
Lo que sí aumentó en todos los sectores de la educación parvularia en los últimos 20 años, fueron las matrículas. Las que corresponden a Mineduc en 1990 eran menos de 200 mil, las que para 2008 casi alcanzan las 300 mil. En Junji, eran 60 mil y en 2008 son cerca de 120 mil. En Integra las matrículas aumentaron de 40 mil a 70 mil y en la Educación Particular Pagada se han mantenido por debajo de las 50 mil.
Educación Escolar
La variación en el número de establecimientos de educación escolar según dependencia administrativa en los últimos 30 años, es un dato que aporta importantes antecedentes a la hora de analizar los cambios en la educación en Chile. Si en 1980 existían 6.370 establecimientos municipales, la cifra en 2008 disminuye a 5.847. Los correspondientes a educación Particular Subvencionada en cambio creció drásticamente: 1980 eran 1.627 colegios de esta categoría, tres décadas después suman 5.262. La Educación Particular Pagada se ha mantenido estable con un leve descenso, pasando de 802 a 726 establecimientos en el mismo periodo.
El panorama según las matrículas corrobora esta tendencia. En educación básica Municipal las matrículas también han disminuido, ya que 1986 contaba con cerca de 1.400.000 matrículas, alcanzando solo un millón de ellas en 2008. La particular pagada, en cambio, se mantiene estable con matrículas cercanas a 200 mil. La enseñanza media Municipal, en tanto, contaba con 400 mil matrículas en 1986 y en 2008 con cifras cercanas a las 420 mil. Mientras que la educación particular subvencionada pasó de 220 matrículas en 1986 a superar las 450 mil en 2009, la educación particular subvencionada, aumentó de 50 mil matrículas en 1986 a 70 mil en 2008.
La deserción entre la enseñanza básica y media es otro elemento destacado que ha presentado un importante descenso. Si en 1991 existía un 3% de deserción escolar, esa cifra llega a 1% en 2008. Lo mismo ocurre con la deserción en enseñanza media, que pasó de 15% a 7%, durante la misma fecha.
El dilema de la desigualdad
A la hora de ver los resultados académicos de los alumnos según el tipo de establecimiento en que se encuentran los estudiantes, se aprecian diferencias importantes que dan cuenta de la situación actual de la educación escolar. Por ejemplo, según indican los resultados del Simce de Matemática a cuarto básico, en 1996 un alumno de un colegio municipal obtenía en promedio 239 puntos, lo que en un colegio subvencionado llegaba a 253 y en uno particular pagado a 292. Diferencia que se ha acrecentado, según muestran los resultados 2009, donde el promedio en un colegio municipal es de 236, en uno subvencionado es de 259 y en un particular pagado es de 303.
En el caso de la misma prueba tomada a alumnos de segundo medio, los resultados son similares. En 1998 el promedio en un colegio municipal era de 237 puntos, lo que en uno particular subvencionado alcanzaba los 252 y en uno particular pagado llegaba a 299. Diez años después esa diferencia es aún mayor: 231 puntos en un colegio municipal, 254 en uno subvencionado y 323 en uno particular pagado.
Al analizar la cantidad de profesores según la dependencia administrativa se ve que, en la educación municipal ha disminuido desde 31 a 25, desde 2002 a 2008. En el caso de los colegios particular subvencionado pasó de 41 a 30, en particular pagado de 21 a 16 y en las corporaciones de 31 a 29.
La remuneración promedio, por 30 horas semanales de los docentes de colegios municipales ha experimentado importantes crecimientos. En 1990 la remuneración promedio era de $ 226.747, la que se elevó a $ 502.776 en 1998, y para 2008 llegó a $ 658.446.
IV NOTAS ROJAS PARA LOS PROFESORES: calidad docente
Cuando se discuten los resultados académicos de los escolares, el tema de la calidad en la formación docente es muy polémico. Los resultados 2009 de la prueba INICIA efectuada a egresados de educación, muestran claramente que al ser medidos los resultados no son buenos. En efecto, en educación parvularia alcanzan un puntaje de logro y desempeño de menos del 50%; en Básica alcanzan cifras cercanas al 53%, en básica lenguaje 43%, básica matemática 33%, básica naturaleza 47% y básica sociedad 43%.
Elige Educar indica, además, que para la mayoría de los alumnos de pedagogía confiesan que esta carrera no era realmente lo que más querían estudiar. Si se analiza las preferencias, por ejemplo, a aquellos que estudian pedagogía, se aprecia que en 2005 sólo el 42% de los alumnos que estudian para ser profesor tenía esa carrera como primera preferencia, el 18% la tenía como segunda y un 40% como tercera preferencia. En 2010, el 46% la puso a las carreras de pedagogía como primera preferencia, el 21% como segunda y el 33% como tercera.
Pero esta falta de “preferencias” por las carreras de pedagogía tiene mucho que ver con la poca valoración que existen de los profesores como sociedad chilena, dice el académico de la U. Andrés Bello, Francisco Téllez. “En países desarrollados con altos estándares en educación, agrega, como Finlandia o Suecia, los docentes tienen un rol fundamental en la sociedad, por lo tanto, son bien remunerados y quien opta por esta carrera goza de un buen estatus social. Esto sabemos no ocurre en Chile”.
Si bien la remuneración promedio de los docentes no es baja para el contexto general de Chile, si lo es comparado con algunas profesiones tradicionales. Así, un profesor de educación básica gana en promedio la mitad que un psicólogo y sólo un tercio de lo que gana un ingeniero comercial. Sin embargo, “los profesores están muy exigidos en sus trabajos. Necesitan de más tiempo para preparar las clases, para ser evaluaciones, pero con la actual carga de trabajo sólo logran sacar el día a día. Para mejorar la educación se debe realizar una reforma significativa para distribuir mejor las horas que tienen los docentes para evaluar”, recomienda la académica de la UNAB, Danae de Los Ríos.
Los profesores son un elemento del aprendizaje en la educación de los niños y niñas del país, pero no todo es su responsabilidad. También están las familias y los mismos estudiantes, que muchas veces no están motivados en aprender. El profesor, explica la experta, es una pieza fundamental, pero requiere de otros soportes. Los directivos, por ejemplo, también tienen un rol importante, ellos pueden cambiar el contexto educativo, observando las clases, preocupándose de que se enseñe lo que corresponde y vigilando la disciplina.
V EDUCACION SUPERIOR: más matrículas privadas
Con respecto al comportamiento de la oferta de educación superior las universidades privadas registran, a partir de 1999, un aumento explosivo en el número de alumnos que reciben cada año. Hoy, estas universidades atraen más alumnos que las tradicionales, los Institutos Profesionales y los Centros de Formación Técnica.
En 1999 las matrículas de las universidades privadas bordeaban las 29 mil, en 2003 se duplican a cerca de 59 mil, para llegar a 2008 con una cifra cercana a las 80 mil. En las universidades del Consejo de Rectores, en tanto, la matrícula en 1999 era de 50 mil y en 2008 supera las 70 mil. Los institutos profesionales también presentan en el mismo periodo un aumento considerable, desde cifras de 30 mil matriculas en 1999 a bordear las 70 mil en 2008. En el caso de los centros de formación técnica hace diez años eran cerca de 25 mil y actualmente son un número cercano a los 50 mil.
¿Pero cómo evalúan los chilenos la educación universitaria? De acuerdo a la encuesta de la U. Andrés Bello, en una escala de 1 a 7, los entrevistados evalúan con una nota promedio de 6,0 la educación superior que ellos tuvieron, nota que alcanza su mayor valor entre los que tienen 60 años o más (6,4). Al observar esta evaluación según el tipo de establecimiento en el que estudió, la peor calificación promedio la asignan aquellos que asistieron a un Centro de Formación Técnica (5,7).
Por otro lado, los entrevistados evalúan positivamente la educación superior que está recibiendo su hijo(a) con una nota promedio de 6,1. El tipo de educación mejor evaluada por ellos es las universidades tradicionales o estatales con un 6,5 seguida de la universidad privada con un 6,1.
En cuanto a las matrículas según el área de conocimiento, tecnología es una de las áreas con mayor repunte, con 40 mil matrículas en 1999, las que aumentaron a 50 mil en 2006 y se acercan a las 70 mil en 2008. Las carreras de salud también aumentan en preferencias con 9 mil matrículas en 1999 y más de 40 mil en 2008. Administración y comercio es otra área que también se eleva: 23 mil matrículas a sobre 40 mil actualmente, junto con Educación que paso de 11 mil a 38 mil.
Derecho, en cambio, es una de las áreas que decae, con 7 mil matrículas en 1999 versus 19 mil en 2005, para bajar en 2008 a 15 mil matrículas. Ciencias básicas, por su parte se mantiene estable en las 5 mil matrículas en la actualidad. En tanto, los titulados de carreras de pregrado por áreas de conocimiento, muestran que el área más relevante en los últimos 10 años es tecnología, con cerca de 7 mil titulados en 1998, cifra de una década después pasó a cerca de 20 mil.
Los titulados en educación, por otro lado, también han aumentado, de 9 mil a 13 mil, en el mismo periodo. Los del área de ciencias sociales eran 5 mil y actualmente superan los 12 mil. Administración y comercio eran 4 mil y aumentaron paulatinamente hasta llegar a cerca de 15 mil. Salud, en tanto, eran 3 mil y ahora alcanzan los 9 mil titulados. En derecho, eran aproximadamente mil y ahora son 5 mil. Y ciencias básicas es donde se presenta el menor número de titulados con una cifra que siempre ronda los mil.
“Es preocupante que tan poca gente quiera estudiar ciencia en Chile. Si el país quiere dar un salto en cuanto a desarrollo debería preocuparse de difundirla. En la educación secundaria no se apunta a la alfabetización científica, tampoco existen estímulos económicos para dedicarse a esa área, ni los suficientes centros de investigación y ciencia que permitan hacer trabajo de investigación como para desarrollar ese campo”, opina Danae de Los Ríos.
A la hora de analizar la distribución porcentual de las carreras según horario, se aprecia que las carreras vespertinas han aumentado su participación desde 14% en 1997 a 32% en 2009, mientras las de horario diurno pasaron de 78% a 67%.
Financiamiento universitario
En cuanto al financiamiento que los estudiantes ocupan en la educación superior, en 2003 13% accedía al Crédito Universitario o Fondo Solidario, cifra que en 2009 fue del 11%. Al Crédito CORFO, accedía un 2% en 2003, la que aumentó a 7% en 2006 y disminuye a 4% en 2009. Sin embargo, gran parte de los alumnos no reciben ayuda para financiar sus estudios superiores, cifra que era de 76% en 2003, 66% en 2006 y 65% en 2009.
De los alumnos que estudian con crédito con garantía estatal, desde 2006 a 2008 sólo el 2% eran de universidades del Consejo de Rectores. La participación de los estudiantes de Universidades Privadas, en 2006 un 5% estudiaba con este tipo de crédito, lo que aumentó a 6% en 2007 y 7% en 2008. En los Institutos Profesionales, en 2006 era el 3% de los alumnos, cifra que aumentó a 7% en 2007 y 8% en 2008. En los Centros de Formación Técnica, también se aprecia una mayor participación de los alumnos que acceden a crédito con garantía estatal, de 2% en 2006 a 6% en 2008.
La tasa bruta de asistencia a la educación superior ha aumentado en los últimos sesenta años. Así en 1950, era 1, fue aumentado paulatinamente hasta 11 en 1973, momento en que comienza a descender para situarse en 1982 en 8. Desde principios de los ochenta se aprecia un alza que alcanza una tasa de 20 en 1995, llega a 30 en 2003 y a 38 en 2008.
En los últimos 20 años la matrícula en postgrado según el tipo de universidad ha aumentado tanto en las universidades privadas como en las pertenecientes al consejo de rectores. En las primeras, en 1983 no contaban con matrículas de esta categoría, lo que en las estatales eran 1.933. En 2002 pasan a 2000 matriculados, 5.900 en 2003 y 7.355 en 2008. Las matrículas en las universidades estatales, pasaron de 1.933 a 17.993 en 2008.
La carrera que se estudia tiene un alto impacto en el sueldo que se recibe. Según datos de FuturoLaboral.cl de 2008, un egresado de Ingeniería Civil Minas, obtiene un sueldo promedio de $ 1.888.559, en similar rango se encuentran los que egresan de Geología, con $ 1.840381. Gran parte de las carreras que superan el millón de pesos como sueldo son ingenierías.
Este tema también puedes revisarlo en la Revista Sábado de El Mercurio en el link http://bit.ly/asZPJi
Envía tus comentarios a abmedios@unab.cl y síguenos en el twitter @noticiasunab.
Paulina Sepúlveda
paulinasepúlveda@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB