Directora del Museo del Diseño de Londres conversó con estudiantes del Campus Creativo
Alice Black habló de su experiencia liderando este espacio cultural, labor que cumple hace dos años, y se refirió a lo que es el diseño y cómo es posible lograr financiar una iniciativa como esta.
Otra destacada visita internacional tuvo el British Council.
Alice Black comenzó su presentación contando la historia del Museo del Diseño, fundado en 1989 por Terence Conran, el cual cambió su pequeña sede cerca del río Thames a un gran edificio ubicado en Kensington esperando convertirse en un referente mundial y una inspiración para que todos puedan entender el valor del diseño.
Francesa de nacimiento, Alice estudió Negocios y Finanzas, vivió un tiempo en Nueva York y luego llegó a Londres, ciudad donde decidió dedicarse a su verdadera pasión: la cultura y los museos. Así, trabajó en el Museo Imperial de la Guerra y fue curadora del Museo Churchill y de las Salas de Guerra del Gabinete.
Luego, en 2007, fue nombrada subdirectora del Museo del Diseño donde dirigió el proyecto de su remodelación y en 2016 comenzó sus funciones como directora. Debido a su amplia experiencia y conocimiento, Alice también respondió diversas preguntas realizadas por el decano del Campus Creativo, Federico Sánchez, y de los asistentes.
– ¿Cómo lograste hacer esa transferencia de museos más clásicos a un museo que estaba inserto en el nuevo paradigma museográfico?
Pienso que la base para cualquier museo es primero que sea un espacio cívico, donde la gente pueda ir, tomarse un café, juntarse con un amigo. Entonces, la base es darles la bienvenida a las personas y de ahí puedes progresar a un nivel mayor que es el intelectual donde la gente, ya sea que vaya al Museo de Guerra o al Museo de Diseño, está buscando diferente tipo de información, aprender algo.
Una vez que ya hemos podido alcanzar ese nivel de dar un espacio de acogida y luego de aprendizaje, podemos avanzar y crear un lugar donde se puedan generar emociones. Cuando la gente va al museo, la idea es que se transporte a un lugar donde sienta realidades diferentes, donde tengan una visión de mundo distinta y puedan ver y experimentar de maneras que no son las regulares para ellos.
Por ejemplo, el Museo del Diseño tiene una exhibición acerca del plástico, que se llama proyecto Pasillo de Basura. La idea es mostrarles a las personas que tenemos estas islas que se están creando con basura y plástico, y si de cierta manera pudiéramos hacer que las Naciones Unidas las reconociera como un país o un Estado, quizás sería la primera manera en que la que podríamos empezar a lidiar con este tema que no se está abordando actualmente. Entonces, la gente se empieza a involucrar y dice tengo que hacer algo, y este sentimiento empieza a crear acciones a un nivel más emocional para que las personas puedan cambiar algo, eso finalmente para mí es el objetivo real de un museo.
– ¿Nos podrías dar un acercamiento a una definición de lo que es el diseño?
Es difícil realmente definirlo porque el diseño no es una cosa, tampoco es un color ni una forma, es un proceso y cómo se puede definir un proceso sin irse mucho a lo académico. Cuando hablamos de diseño estamos pensando qué hace un diseñador y queremos poner al usuario en el centro, porque el diseñador está creando una solución en la forma de un objeto o una interfaz que cumple una necesidad de los usuarios. El diseño se transforma en lo que se va a crear y cómo este trabajo puede ser llevado a la fabricación, que incluso puede ser en masa porque el diseño es básicamente eso, crear para las masas.
– ¿De dónde surgen los dineros para llevar a cabo una iniciativa como el Museo del Diseño?
No recibimos mucho financiamiento estatal, de hecho, sólo el 2% de nuestro financiamiento es del Gobierno y el 98% lo tenemos que recaudar cada año para poder llevar a cabo todos nuestros proyectos.
– ¿Cómo se logra llevar a cabo esa gestión para poder recaudar el resto del financiamiento?
Tenemos tres fuentes principales de ingresos, la primera obviamente son las entradas que la gente compra para las exhibiciones. Segundo, tenemos ingresos comerciales porque contamos con una tienda y hacemos publicaciones y, de cierta manera, todo tiene que generar un ingreso, nosotros no nos podemos dar el lujo de publicar un libro, por ejemplo, y perder plata porque no tenemos a nadie que nos vaya a transferir esa pérdida. Entonces, tenemos una visión bastante comercial y tenemos que ser financieramente muy astutos. Y, tercero, que es la gran porción del financiamiento, es mediante las personas que donan, las empresas, los patrocinios y los amigos del Museo. Cada año es un ciclo que tenemos que ir cumpliendo y se hace un círculo virtuoso, cuando tenemos una buena exhibición obviamente van más personas, tenemos más patrocinios, pero la balanza se puede voltear rápidamente cuando tenemos una mala exhibición.
– ¿Entonces, esto demuestra que es posible hacer buenos negocios con contenidos culturales?
En el Reino Unido tenemos una cultura filantrópica, entonces hay bastante inversión que se hace por eso y hay mucha gente que simplemente entrega dinero para que se hagan los proyectos y dar ese empujón inicial. Al iniciar estos procesos estas inversiones son de muy alto riesgo, entonces los filántropos nos sirven para eso, ya que, por el contrario, el mundo corporativo sólo apuesta por cosas seguras cuando saben que van a generar utilidades. Para los visitantes es básicamente lo mismo, tampoco se quieren a arriesgar a algo que no conocen y prefieren pagar cuando se les asegura que van a recibir calidad por su dinero. Entonces, estos filántropos son muy importantes para hacer que un museo sea exitoso, porque nosotros como Museo no estamos vendiendo nada para enriquecernos, nuestro propósito es generar dinero para poder continuar nuestro trabajo y distribuir esas utilidades. De cierta manera es un servicio público y así es como se mide nuestro éxito.
Escrito por: Daniella Girardi