Orgullo UNAB | Fernando «Nano» Demaria y su camino para volver a competir tras el accidente que lo dejó tetrapléjico
El medallista mundial de Enduro y egresado de la Escuela de Ingeniería Comercial UNAB regresó a las pistas a fines de abril arriba de su buggy y volvió a subirse al podio, luego del grave accidente que tuvo en 2012. Pese a lo lapidario que eran los informes médicos, hoy sigue disfrutando del deporte, tanto en su vida diaria como en su trabajo en el área de marketing deportivo.
Seis años después del accidente que lo dejó tetrapléjico, el pilotoUniversidad Andrés Bello (UNAB), cumplió una más de las tantas metas que se ha trazado: Regresó a las pistas y se quedó con el quinto lugar en el exigente Desafío del Desierto, una competencia modalidad Rally Cross Country.
Luego de tres días de dura competencia, el ex seleccionado nacional de Enduro y medallista de oro y plata en los mundiales de México y Finlandia, respectivamente, se volvió a subir al podio el 30 de abril pasado y logró su primera copa tras el grave accidente que tuvo en 2012 mientras competía en una fecha del Mundial de Enduro en Talca.
«La tetraplejia no es un impedimento para competir», asegura Demaria después de haber trabajado durante más de un año para lograr mejoras en dirección y frenos que le permitieran tener un 100% de control de su buggy Polaris RZR Turbo, capaz de llegar de 0 a 100 kilómetros por hora en 4 segundos.
«Con el quinto lugar en una carrera tan pesada como ésta, me di cuenta de que podía ser competitivo. En tres días aprendí más que en todo un año, así que la idea es ganar experiencia y seguir perfeccionándome en el tema del buggy», agrega.
Desafiando diagnósticos
Demaria tiene una tetraplejia C5, que es una lesión muy alta en la cervical que afecta a toda la musculatura desde los hombros hacia abajo, y que sólo le permite mover los hombros y los bíceps. Pese a lo lapidario que eran los informes médicos, que ponían en duda incluso que pudiera subirse a una silla de ruedas, el deportista se centró en su recuperación y las largas horas de rehabilitación han dado resultado.
«Mi principal fortaleza es tener la cabeza súper fría y eso me ayudó mucho. No escuché lo que decían los doctores, lo único que quería era kine, kine, kine y poder recuperarme. Y así fue, primero me planteé metas cortas, pero cuando salí de la clínica, me propuse volver a manejar. Los doctores decían que era imposible, pero lo logramos», recuerda.
Seis meses después del accidente, Demaria ya manejaba su propia camioneta, especialmente acondicionada, y poco a poco volvió a retomar el deporte, ahora realiza hand cycling, esquí, buceo y paracaidismo.
«Obviamente el accidente cambió todo, sin embargo, yo sigo haciendo mi vida normal de diferente manera e incluso hago más deportes de lo que hacía antes. El accidente fue pesado en su minuto, pero es un tema que ya está en el pasado», recalca. En este camino, su familia y amigos han sido un pilar fundamental desde el comienzo: «Sin ellos no estaría donde estoy».
Retomar desafíos
Demaria llevaba casi un mes de clases cuando se accidentó y debió congelar la carrera. Había elegido la UNAB por el apoyo que entrega a los estudiantes deportistas y la accesibilidad fue clave cuando decidió retomar sus estudios. «El volver era un gran signo de interrogación para mí. La Universidad me apoyó y me dieron las facilidades necesarias, como no podía escribir en papel me dejaron dar las pruebas orales y los guardias me ayudaban cuando llegaba en auto solo», destaca.
Sus compañeros también se convirtieron en un gran apoyo y los ramos los tomaba con uno de sus mejores amigos. «Después de que me caí me puse estudioso», recuerda, esto le permitió terminar con un buen desempeño la carrera de Ingeniería Comercial y después realizar el Magíster en Administración de Empresas de continuidad de estudios.
Hoy trabaja en Demaria Marketing Deportivo, empresa que fundó su papá Pablo Demaria, ex seleccionado nacional de Rugby, donde, entre otras cosas, organizan eventos deportivos propios como el Seven Viña, el Climbing Tour o el Mountain Bike Tour. «Estoy enfocado en marketing, publicidad, redes sociales y comercialización. Me sirvió mucho estudiar y tener el magíster», cuenta.
Además realiza charlas motivacionales de resiliencia a privados donde busca trasmitir su mensaje: «No te preocupes por tonteras, hay cosas mucho más importantes». La primera, denominada «Cómo volver a empezar», la dictó en 2015 a estudiantes y académicos en el Campus Casona UNAB y desde entonces no ha parado.
Y en el plano deportivo sus objetivos son claros: a fin de año competir en una o dos fechas año del Campeonato Nacional de Buggy, y si todo anda bien, en 2019 espera entrar de lleno en el torneo y seguir sumando experiencia hasta ubicarse entre los cinco o diez primeros de Chile.
Escrito por: Patricia Zvaighaft