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Terapia personalizada: La nueva fórmula para enfrentar el cáncer de mama

La experta mundial, doctora Olufunmilayo Olopade, investigadora y directora del Centro para la Genética de Cáncer de la Universidad de Chicago, inauguró el 28 de marzo el año académico de la Facultad de Medicina en la U. Andrés Bello, y analizó la tendencia actual para enfrentar esta enfermedad. Cada ocho horas una mujer muere en […]

La experta mundial, doctora Olufunmilayo Olopade, investigadora y directora del Centro para la Genética de Cáncer de la Universidad de Chicago, inauguró el 28 de marzo el año académico de la Facultad de Medicina en la U. Andrés Bello, y analizó la tendencia actual para enfrentar esta enfermedad.

Cada ocho horas una mujer muere en Chile debido al cáncer de mama. Según el Ministerio de Salud, al año son cerca de 1.150 las que, por no recibir tratamiento a tiempo, mueren víctimas de una enfermedad que, sin embargo, hoy es tratable y, en algunos casos, completamente curable.

La detección precoz es la clave. Pero más importante es conocer y detectar a aquellas personas que pueden tener más riesgos de padecer esta enfermedad.

Ésta es la línea de investigación que ha hecho propia la experta mundial en cáncer de mama, Dra. Olufunmilayo Olopade, investigadora y directora del Centro para la Genética de Cáncer de la Universidad de Chicago. La especialista inauguró este 28 de marzo el año académico de la Facultad de Medicina en la U. Andrés Bello, recibió la distinción de «profesora honoraria» por parte del Rector Dr. Pedro Uribe, y analizó la tendencia actual para enfrentar esta enfermedad.

La doctora Olopade ha participado en diversos estudios en los últimos avances de la aplicación de la genómica en cáncer de mama y actualmente trabaja en el desarrollo de un procedimiento innovador, que se podría considerar la “Guía para el chequeo genético del cáncer de mamas”. Es decir, estudiar a cada persona en forma individual, su familia, su genética y diseñar el tratamiento para a cada una de ellas en forma especial.

Factores de riesgo

“Conociendo la genética de la familia se puede conocer los riesgos de la persona. Existen algunas variaciones del gen BRCA1 que conducen a un mayor riesgo para generar cáncer de mama”, asegura la experta mundial. Hay casos, complementa, en que familiares presentan este gen pero que pueden sobrellevar de mejor forma su enfermedad o que no la declaran. Esto se debe también a factores externos como el tabaco o el amamantar.

Por otro lado, indica Olopade, que en actualidad se está dejando de lado las ecografías mamarias, muchas veces por la densidad que muestran las imágenes, para incursionar en la resonancia magnética. Recomendada para quienes presentan mutación en el BRCA1, o si es que algún pariente lo ha presentado. Puede aplicarse en mujeres de 30 años, o incluso desde los 25”,  asegura.

Para quienes presentan el gen alterado, la experta estadounidense recomienda la quimio preventiva y cirugía profiláctica, pero sin duda que es la tecnología genómica la que toma una gran importancia en este tipo de enfermedad. “Ésta nos permite emplear el tratamiento y medicamento correcto para cada caso”, advierte.

Costo emocional

Respecto de si la realidad de nuestro país permite contar con esta terapia preventiva en cáncer de mama, la experta comenta que en principio es costosa hacerse una serie de exámenes para determinar cuál es la carga genética de la patología que tenga la familia, a la larga es menos costoso que en el futuro tratar la enfermedad.

“En todos los países del mundo la cantidad de fondos que tenemos para desarrollar y adelantarnos a las enfermedades se ve bastante beneficiado con un estudio genético de las cargas familiares y evitar pedir exámenes demás en gente que no corresponde y de menos cuando en realidad sí hubiera correspondido”, subraya Olufunmilayo Olopade, recién nombrada profesora honoraria de la U. Andrés Bello.

Es fundamental para la terapia preventiva del cáncer de mama contar con “consejeros genetistas”, ya que el mapa genético de una familia puede gatillar problemas emocionales. “Asistió a mi consulta un padre que tenía cáncer de próstata y al hacerle el examen genético se detectó que una de sus hijas arrojó positivo y la otra negativo, es decir, que una puede desarrollar cáncer y la otra no. El padre se sintió culpable por transmitir el gen alterado y, por otro lado, la que no tenía el gen se sintió mal por no ser ella la que lo tuviera y sí su hermana. Al final con dos consejeros genéticos que trabajan conmigo, trabajamos en este tema para aliviarlos”, contó la experta.

Escrito por: Prensa-UNAB