Reforma a la Educación Superior: Encrucijada del financiamiento a la investigación
“…parece razonable generar una política de financiamiento de investigación que sea neutra respecto al tipo de institución que la realiza, y que esté enfocada en la calidad de ésta, es decir, que se tienda a un financiamiento de carácter competitivo que permita vincular asignación de recursos y sus resultados.” rel=»attachment wp-att-181417″>Durante estos últimos 30 años […]
“…parece razonable generar una política de financiamiento de investigación que sea neutra respecto al tipo de institución que la realiza, y que esté enfocada en la calidad de ésta, es decir, que se tienda a un financiamiento de carácter competitivo que permita vincular asignación de recursos y sus resultados.”
rel=»attachment wp-att-181417″>Durante estos últimos 30 años Chile y, en particular su comunidad científica, ha trabajado duramente para construir una institucionalidad en el mundo de la investigación basada en la no discriminación y la inclusión de todos los actores que desean realizar esta tarea. Esta ha funcionado en torno a un criterio aceptado por todos, que es que la única “diferenciación” aceptable es la calidad de la investigación, la cual solo puede ser evaluada por pares.
Este principio guía los concursos y la asignación de recursos, reflejados en procesos transparentes, informados y con reglas conocidas por todos. Por ejemplo, en Fondecyt, el país cuenta con un sistema de asignación de fondos aceptado por la comunidad científica, la cual desarrolla mayoritariamente sus labores en instituciones de educación superior, y que es reconocido por su buen funcionamiento.
¿Existe espacio para mejorar? Por cierto que sí, se puede y debe fortalecer los mecanismos de cómo se realiza investigación y la forma en que se financia.
Sin embargo, el documento de trabajo del Gobierno, “Bases para una Reforma al Sistema Nacional de Educación Superior”, abrió algunas interrogantes sobre los criterios futuros de asignación de recursos para la investigación a nivel universitario, generando un espacio de incertidumbre importante, que incluso podría afectar el desarrollo de la ciencia de nuestro país, si es que se aborda mal.
Si bien la propuesta menciona explícitamente que existirá una asignación de recursos sobre la base de indicadores relacionados con investigación, fortalecimiento institucional y vinculación con el medio, éstos estarían disponibles sólo para aquellas instituciones que cumplan con los requisitos de elegibilidad explicitados por el Mineduc, con lo cual la autoridad nuevamente discrimina. Esto significa que no necesariamente se considerará el desempeño y la generación de bienes públicos para contar con apoyo estatal; más bien se concentrará en el cumplimiento de aspectos normativos.
Además, el documento no detalla si los fondos de investigación vendrán solo desde el Ministerio de Educación y de CONICYT, institución dependiente del primero, de CORFO o del proyectado Ministerio de Ciencia y Tecnología, el cual aún no ve la luz. Esta incertidumbre es importante pues no queda claro si los actuales mecanismos de financiamiento beneficiarán sólo a aquellas instituciones que se acojan a la gratuidad. De ser así, ello implicaría un gigantesco retroceso para Chile.
Este tema adquiere más relevancia aún, si consideramos que se plantea que la investigación será un requisito para la acreditación.
Así, parece razonable generar una política de financiamiento de investigación que sea neutra respecto al tipo de institución que la realiza, y que esté enfocada en la calidad de ésta, es decir, que se tienda a un financiamiento de carácter competitivo que permita vincular asignación de recursos y sus resultados.
Insisto, dejar fuera de estos procesos a las universidades que no estén alineadas con un proyecto de ley que exhibe vacíos y contradicciones importantes me parece que sería un disparo a los pies. Es por ello que espero que el Gobierno escuche en los próximos meses a la comunidad científica y enmiende el rumbo, sobre todo si ya se ha anunciado que la iniciativa se aplazará para diciembre.
Ya lo decía la Presidenta Bachelet en abril pasado, “la innovación basada en investigación científica es la llave maestra que permitirá continuar el desarrollo del país”. Y el país debería promover esta actividad independiente del lugar o del tipo de instituciones en la que se genere. Colaborar con ese gran objetivo no puede estar restringido sólo para algunos.
José Rodriguez, Rector Universidad Andrés Bello.
Escrito por: Carolina Muena