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ORGULLO UNAB: Daniela Cid, una futura médico y joven mamá que ayuda a personas en situación de calle

Tiene 31 años y un hijo de 14, cursa séptimo año en la Escuela de Medicina de la U. Andrés Bello y es voluntaria en la “Fundación Salud Calle”. Ella es Daniela Cid y esta es su historia.

Ella sabe lo que es tener poco tiempo, correr y el sabor de la responsabilidad. Daniela Cid, estudiante de séptimo año de la “Fundación Salud Calle”, entre otras actividades.

Estudiar medicina no ha sido fácil y más si se tienen que cumplir otras obligaciones, pero esta rancagüina lo ha logrado. ¿Cómo? Esta es su historia.

¿Por qué decidiste estudiar Medicina?
La decisión la tome siendo aún una niña. No tengo claro cuando ocurrió, ya que no recuerdo algún momento que no haya deseado ser médico, probablemente fue porque visitaba muchos médicos de niña y alucinaba con lo que hacían. Quizás también porque siempre me ha interesado ayudar a los demás y esta es una forma efectiva y, por lo demás, siempre necesaria. Diría que no tuve una razón, sino muchas.

¿Qué te ha entregado esta carrera en tu desarrollo personal?
Me ha entregado múltiples herramientas que han contribuido, no sólo en cuanto a la formación médica, sino también me ha permitido/obligado a conocerme más, transformar los errores en aprendizaje, a sobrepasar los contratiempos (han sido muchos), ser rigurosa, pero sin dejar de ser sensible, invertir tiempo en lo importante en el momento adecuado, mantener las motivaciones para no perder el objetivo. Pero son las relaciones personales en las que me he involucrado lo que más destaco, los pacientes que no dimensionan cuanto te enseñan y entregan, profesores-doctores que son inspiradores con todo el amor que ponen en intentar sanar y en formarnos, y que con el tiempo dejan de ser tus profesores, pero se quedan siempre en tu corazón y, por supuesto, aquellos amigos con los que recorres este largo camino, donde compartes todo. Doy gracias a diario por unos cuantos con los que somos amigos más años de los que me gusta reconocer y que no cambiaría por nada del mundo.

¿Cómo nace la idea de trabajar en el ámbito social?
Fue algo que desde el colegio me llamó la atención y traté de hacerlo en la medida de lo posible. Esto (Fundación Salud Calle) en particular, nació en una conversación con mi mejor amiga, quien me cuenta de este voluntariado, el cual inmediatamente me interesó, tenía claro que necesitaba hacer algo más que solo estudiar. Inicialmente me complicó inscribirme por mi hijo, dado que las salidas son durante las noches, pero al poco tiempo se dieron las cosas. Desde el primer día que participé quedé encantada, hasta ese momento no había tenido mucho contacto con los pacientes ni con la medicina y me permitió reencantarme con la carrera, supe inmediatamente que era el lugar donde debía estar, y eso ya hace 7 años.

¿En qué consiste el proyecto en este ámbito que estás desarrollando?
Partió como un voluntariado llamado unidad móvil, hoy es “Fundación Salud Calle”. Desde el inicio se formó por médicos, internos y estudiantes de medicina de distintas universidades, quienes durante las noches salimos a entregar atención médica a personas en situación de calle, ya sea a las hospederías, albergues o a los rucos. Lamentablemente, la ayuda médica no es todo lo que quisiéramos por recursos, pero si eso nos da la oportunidad de hacer algo distinto pero más valioso para nosotros, como conversar con nuestros pacientes. Ellos por su situación de calle pueden pasar días sin hablar con alguien, es más se suele evitar mirarlos porque son una realidad que nadie quiere hacer propia, creo que también por eso existen tantos estigmas sobre ellos, lo que también intentamos cambiar, ya que en la calle hay mil historias que no son de drogas ni alcohol, eso lo aprendí en mi primera salida. Yo pensaba que sólo me iba a encontrar con historias de drogadicción, pero mi primera paciente fue una mamá con un niño pequeño, se notaba muy preocupada, cariñosa y su hijo muy bien cuidado, me vi reflejada en ella, pero con un poco más de suerte. Yo partí siendo voluntaria, luego varios años fui coordinadora, pero al llegar al internado con mucha pena tuve que dejar de serlo, ya que “tenemos” una regla, dado lo que implica ser interno: no es compatible con las funciones de coordinador, hoy trabajo más desde atrás.

¿Cuál ha sido el máximo momento de alegría que te ha proporcionado esta actividad en el ámbito social?
Ya son siete años de que participo, son muchos momentos de alegría, frustración y pena. Destacando las alegrías, puede ser el sentir el agradecimiento de los pacientes, donde al menos por un minuto cambiaste su realidad; haber podido compartir con amigos de la vida cuando los invité; conocer muchas personas entre ellos mis voluntarios que son maravillosos, con algunos somos muy amigos, me encanta verlos cómo han crecido y como también descubrieron que dedicar su tiempo al prójimo llena el alma y continúan en el proyecto, me siento orgullosa de ellos. Sin duda, el momento de mayor alegría fue una invitación muy especial a vivir un retiro maravilloso, donde tuve la oportunidad de encontrar y conocer al Señor, fue ahí donde descubrí que este voluntariado no solo lo realizaba para suplir mi propia necesidad de ayudar quizás hasta de forma egoísta, sino que el centro de mi vida era el amor a través de la ayuda a los demás y sobre todo a los más necesitados, salud calle me puso en el lugar y momento correcto para recibir esta invitación que cambió mi vida en el momento justo.

¿Crees que actualmente falta que más jóvenes se motiven hacia el tema social? ¿Crees que los jóvenes están más apáticos o que no “están ni ahí” con nada?
No creo que sean más apáticos, de hecho, creo que los jóvenes cada día son más conscientes de la sociedad en que vivimos, si me gustaría que más se motivaran en la ayuda social, creo que ayudaría si fomentar estas prácticas desde el colegio, es un buen momento para partir con algo, aunque sea pequeño.
En cuanto a los estudiantes de medicina a pesar de lo difícil y extenuante que es la carrera cada año tenemos muchísimos voluntarios, por lo demas creo que quizás no es necesario hacer un voluntariado formal para hacer ayuda social; en el hospital veo a mis compañeros todos los días haciéndolo, por ejemplo cuando les sonríen a los pacientes, le toman la mano a una abuelita sola, jugando con un mini paciente, ayudando a un compañero, corriendo de un lado para otro para ayudar a un paciente, solo que no se dan cuenta.

Tengo entendido que eres mamá. ¿Qué edad tiene tu hijo/a y cómo ha sido ser mamá y estudiante al mismo tiempo?
Sí, mi hijo tiene 14 años, su nombre es Benjamín y actualmente esta en 1ero medio en el Instituto Nacional. Ha sido difícil equilibrar ambos roles, cuando inicié la carrera fue complicado porque lo veía poco y los horarios no ayudaban, como mamá y estudiante lo pasaba pésimo, no hacía ninguna de las dos cosas bien, luego nos vinimos a Santiago juntos y tampoco fue fácil, pero con harto esfuerzo de parte de ambos, y con la ayuda de mi familia y mis amigos, lo hemos logrado, destaco que mucho es gracias a él, siempre ha sido muy independiente y responsable con el colegio por lo que no tengo esa preocupación; con el internado todo se puso un poco más pesado, pero juntos hacemos lo posible por sobrevivir, la verdad es que él es muy comprensivo y atento, es muy tierno además, siempre los post turnos me tiene algún regalito.

¿Cómo es tu rutina diaria con tu hijo/a y cómo lo compatibilizas con los estudios?
Ha sido evolutivo, cuando yo tenía clases en República lo pasaba a dejar al colegio y luego a buscar, luego pasábamos la tarde juntos en lo que fuera ya sea estudiando o en el médico, es asmático y eran largas tardes con su dra. Ahora yo me voy antes que despierte, él tiene clases en la tarde, por lo que no nos vemos hasta la noche, intentamos tomar once juntos, y apoyarnos en los estudios de cada uno.
Cuando tengo turno, viaja generalmente mi papá o alguien de mi familia, lo cuidan y regalonean, aunque él dice que se puede cuidar solo.

¿Qué es lo más difícil de estudiar medicina?
Personalmente lo más difícil ha sido haberme atrasado y asumir eso sin derrumbarme, o hacerlo pero volver y hacer lo posible por superarlo; sin duda la carga académica es pesada junto con las largas jornadas especialmente aquellas en que estas 12 horas más en el hospital después de haber hecho turno de 24 hrs, y también ha sido difícil ver como el arte de la medicina no es lo que idealicé, si bien he visto médicos maravillosos en su quehacer, y los admiro muchísimo, también he visto quienes no desarrollan la medicina con amor, lo cual suele ser decepcionante.

¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
La verdad es que hoy entre el internado y ser mamá, las investigaciones, la casa, las reuniones de apoderados, salud calle, el cursillo y la pascuala (mi perra)… no tengo mucho tiempo libre, pero intento hacerme el tiempo para estar con las personas que quiero, también me gusta ver series, escuchar música, disfrutar de la naturaleza y hacer manualidades como bordar.

¿Cómo te imaginas en 10 años más?
En lo laboral me imagino siendo especialista, trabajando tiempo compartido entre el servicio público y la consulta, desarrollando investigación y docencia, continuar en Salud Calle y viendo que más se me ocurre en ese minuto.

 

Escrito por: Sonia Tamayo