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ORGULLO UNAB | A su corta edad ya dirige un área clave del Colegio de Químico Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile

Cristóbal Besnier se tituló hace dos años en la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello. Actualmente, trabaja en el Instituto Traumatológico Dr. Teodoro Gebauer, en la farmacia ambulatoria y en el programa de cuidados paliativos del mismo hospital. Además, es director del regional Santiago del Colegio de Químico Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile.

Tiene 30 años, nació en Petorca -Región de Valparaíso- y está casado con una exalumna de la UNAB, Cristóbal Besnier es uno de los Orgullo UNAB de la Escuela de Química y Farmacia.

“Me titulé en el año 2017, gracias al trabajo sobre nanopartículas de la Dra. Maite Rodríguez y Dra. Daniela Geraldo. Además de enseñarme a trabajar en un laboratorio, también me enseñaron a ser mejor persona”, destaca este químico farmacéutico que, actualmente, trabaja en el Instituto Traumatológico Dr. Teodoro Gebauer, en la farmacia ambulatoria y en el programa de cuidados paliativos del mismo hospital.

¿Por qué estudiaste Química y Farmacia?
Desde que estudiaba en la enseñanza media estuve cerca de las ciencias, participando en distintas ferias científicas de la provincia donde estudié. También fue gatillante que el rubro familiar siempre estuvo cercano a la salud, siendo mis abuelos dueños de dos farmacias en la provincia de Petorca. Viendo desde pequeño como entregaban sus servicios a la comunidad y generando conciencia social sobre los medicamentos, mi amor a la profesión creció. Al momento de elegir una universidad, me incliné por la UNAB, teniendo a mi tía como recomendación. Ella estudiaba Educación Física en esta universidad.

«También me gusta trabajar por el programa de cuidados paliativos, poder apoyar a las personas en su último momento de vida, con atención farmacéutica a la familia y apoyar al equipo con medicamentos para el alivio del dolor».

¿Qué herramientas te proporcionó la UNAB para tu desarrollo profesional?
Me entregó muchas herramientas para desenvolverse en el ámbito profesional. El primero y principal, es la capacidad de trabajar con distintas personas, generando buenos productos en esos trabajos. Me entregó las bases técnicas-profesionales, con un enfoque crítico y constructivo al desempeño diario. El enfoque clínico y social que no todos los profesionales Químicos Farmacéuticos poseen, la capacidad de manejar crisis con innovación y liderazgo, construyendo puentes entre las personas.

¿Cómo ha sido tu desempeño laboral hasta ahora?
He tenido distintos trabajos partiendo por farmacias de mis abuelos, pasando por docencia en la misma UNAB, a la que debo mucho porque a partir de ello se me abren fácilmente las puertas al momento de encontrar trabajo. Después estuve en Renca en el CESFAM Dr. Hernán Urzúa por 3 meses y me cambié a la corporación municipal para hacerme cargo del proyecto de la primera Farmacia Comunitaria de Renca (Farmacia Popular). En ese instante, también generé un proyecto de droguería comunal el cual los recursos se lo adjudicó la dirección de salud de Renca. Me tuve que ir de Renca porque se abrió la oportunidad de trabajar en el área asistencial en el Instituto Traumatológico responsable de la farmacia ambulatoria, alcanzando uno de mis objetivos.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
El trato comunitario que existe en el Instituto. A pesar que el trabajo en la farmacia ambulatoria asistencial es bastante estructurado y de organización vertical, es posible presentar mejoras, avances en el trato del usuario y entregar un servicio más profesional. También me gusta trabajar por el programa de cuidados paliativos, poder apoyar a las personas en su último momento de vida, con atención farmacéutica a la familia y apoyar al equipo con medicamentos para el alivio del dolor.

¿Cuáles son tus máximos logros en lo profesional?
La Farmacia Comunitaria de Renca, junto con la droguería comunal. Lo otro es que se me permitió postular, a pesar de mi edad, a director del regional Santiago del Colegio de Químico Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile. Fui electo y me encuentro cumpliendo dicha función, que espero desempeñarme con independencia y siempre a favor de mis colegas.

¿Cuáles son tus planes en lo profesional?
A corto plazo, terminar el Magíster de Salud Pública en la UNAB, obteniendo con ello la especialidad y seguir actualizando mis conocimientos respecto a los medicamentos y la salud pública. También me gustaría estudiar un doctorado en salud pública, tener un puesto profesional en el Ministerio de Salud y volver a la docencia. Cuando tenga edad para jubilar, me gustaría volver a mi ciudad para aportar mis conocimientos allá.

¿Cómo te definirías?
La felicidad se alcanza creyendo en nosotros y la salud descansa en ella. Por eso hay que ser entusiastas y no bajar los brazos por nuestros ideales.

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Ver los Simpson, escuchar música, jugar clash of clans y pokémon go. Revisar videos de fútbol y, de vez en cuando, leer sobre economía de la salud, además de revisar redes sociales. Desde que tengo siete años y venía a Santiago, mi mamá siempre me llevaba a ver los partidos de la Católica, después cuando me vine a vivir a Santiago fui más constante. Pero ahora no he tenido mucho tiempo de ir al estadio, espero pronto volver.

¿Qué consejo le darías a los jóvenes que actualmente estudian Química y Farmacia en la UNAB?
Un consejo que nunca logré seguir mientras estudiaba, lo que me costó mucho tiempo desvelándome y que pasa la cuenta más tarde: Organizarse con las materias. También hay que considerar que el esfuerzo siempre tiene sus logros al final. Esta es una carrera que tiene sus momentos altos y bajos, pero al momento de titularse, se darán cuenta que se abrirán muchas puertas. Como profesionales de la UNAB estamos siendo muy valorados por el mercado.

Escrito por: Sonia Tamayo