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NOTAS Y DECIBELES│Una mirada a “The Magic Whip”

En su último comentario de música para Diario UNAB, Colomba Orezzoli analiza el último disco de la banda inglesa, Blur, como músico y como fan.  Blur, una de las bandas inglesas más reconocidas de las últimas dos décadas, símbolo del “brit-pop”, estrenó este año “The Magic Whip”, un nuevo álbum que el 7 de octubre presentó en […]

En su último comentario de música para Diario UNAB, Colomba Orezzoli analiza el último disco de la banda inglesa, Blur, como músico y como fan. 

Blur, una de las bandas inglesas más reconocidas de las últimas dos décadas, símbolo del “brit-pop”, estrenó este año “The Magic Whip”, un nuevo álbum que el 7 de octubre presentó en Santiago. Así el cuarteto terminó con la ansiedad de sus miles de apasionados seguidores. Aunque ya no son los veinteañeros que el mundo conoció en los ´90, aún derrochan talento pese a sus cambios y renovaciones.

“Lonesome Street” abre el disco con un sonido propio de Blur. Al entrar Damon Albarn, con esa voz inconfundible, solo se confirma lo que sus fans murmuraban: Blur regresó tras 12 largos años de silencio. Al avanzar, la canción presenta un juego de sonidos interesantes e inesperados. Es la que más me gustó de este nuevo trabajo, más rítmica y activa que muchas otras y es la que más suena a lo que ya conocemos de Blur.

“Pyongyang”, llena de sintetizadores, podría perfectamente ser parte de un soundtrack de película. “My Terracota Heart”, con su sonido melancólico, habla de la confusión ante la posibilidad de perder a alguien. “Ghost Ship” va unificando varios sonidos, lo que la hace enriquecedora. Así este álbum va ofreciendo pequeñas obras llenas de efectos que van emergiendo de forma inesperada.

Muchos pensaban que escucharían al Blur de hace 15 años, pero estaban equivocados. Con “The Magic Whip” la banda cambió. Bajaron el tempo y los decibeles, es un disco más bien para escuchar en calma (o al menos no en una fiesta).

rel=»attachment wp-att-184797″>Este disco marca una nueva etapa de la banda, se notan más maduros y sin necesidad de impresionar. Si bien en él está su esencia, también dan espacio a ideas nuevas.

Atrás quedó la época de “Girls and Boys” (aunque hizo falta un tema así en este disco). Aunque quedan rastros de esos chicos jóvenes y potentes, está claro que ya no quieren seguirlo siendo. Es un buen disco, aunque tal vez faltó un poco de “cafeína”, como escuché por ahí.

Como fan me pregunto ¿está bien que se nos haga difícil dejar ir la energía que nos entregaron durante tantos años? Siempre es bueno renovarse, y los fanáticos debemos aprender a hacerlo con ellos. Las bandas no hacen música solo para sus seguidores, sino también para ellos mismos, y si esto es lo que quieren trabajar y proyectar en este momento, está bien.

El álbum fue grabado en Hong Kong y esa influencia oriental se nota en algunos detalles musicales y videos, por sobre todo en la gráfica del disco con letras chinas, colores flúor y mucho neón. El álbum es honesto, bien trabajado y logrado, una señal de que definitivamente escucharemos más de esta banda, que tantas buenas canciones nos ha entregado.

ENCUENTRA EL COMENTARIO EN DIARIO UNAB, p. 16.  

Por Colomba Orezzoli
Estudiante Educación Musical UNAB
Vocalista y compositora de ElectroJam

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Escrito por: Prensa-UNAB