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Menos presión y más apoyo para los hijos pequeños que postulan al colegio

El periodo de selección de los colegios para el 2011 ya comenzó. Niños desde los tres años deben pasar por pruebas y esperar de resultados. A esto se suma otro factor no menor: el nerviosismo de sus padres. ¿Cómo ayudarlos? La clave es transmitir confianza y seguridad. El primer día de clases comienza mucho antes […]

El periodo de selección de los colegios para el 2011 ya comenzó. Niños desde los tres años deben pasar por pruebas y esperar de resultados. A esto se suma otro factor no menor: el nerviosismo de sus padres. ¿Cómo ayudarlos? La clave es transmitir confianza y seguridad.

El primer día de clases comienza mucho antes que suene el timbre. Niños desde los tres años, antes de comprar su uniforme escolar y elegir su mochila, deben pasar por pruebas de selección y enfrentar muchas veces la presión de sus padres que nerviosos buscan el mejor colegio para sus hijos.

¿Cómo ayudarlos en este proceso? Paola Siña, psicopedagoga de la U. Andrés Bello, recomienda como primer paso conocer el colegio al cual los padres desean postular a sus hijos. Ello implica saber la misión del colegio, el perfil del alumno, las metodologías que utilizan, tipo de actividades extraprogramáticas, reglamento, exigencias que deben ser compatibles con las características del niño.

“Muchas veces el colegio que los padres quieren para los hijos que no es apropiado para ese niño. Hay establecimientos de alta exigencia, por ejemplo, en los menores muy hiperactivos, de atención dispersa o tímidos no logran adaptarse. Hay que conocer las capacidades y características de los hijos y encontrar el colegio donde ellos aprendan felices”, sostiene Siña.

Expectativas paternas

Para los padres que sus hijos sean sometidos a evaluación es un proceso muy estresante. A lo que se suma las expectativas que tienen sobre el futuro académico de sus hijos. Todo esto aumenta la ansiedad. Hay que tener en cuenta, advierte la sicóloga, de que existe la posibilidad que en el examen de admisión haya otros niños que obtengan mejores resultados y que el nuestro no quede en ese colegio que siempre soñamos para él.

Hay que cuidar, agrega Paola Siña, que esa  frustración no se traspase a los niños, ni menos hacerlos sentir culpables por lo ocurrido. Es bueno que den exámenes en más de un colegio, de modo que si no quedan en uno, tengan una segunda o una tercera opción. “La complejidad de ese proceso no debe ser transmitida a los niños. Lo apropiado es decirles la verdad, es decir, contarle sobre la prueba pero como una especie de juego, sin traspasarles ansiedad ni nerviosismo”, aconseja.

Nuevos amigos

Una forma de contarles es decirles que van a ir a una actividad en el colegio al que van a asistir el próximo año, que estas serán similares a las del Jardín Infantil y que van a haber otros niños igual que ellos con los que pueden jugar. Usar además frases como   «los niños grandes ya no van al Jardín Infantil”, “van a conocer otros amigos en un colegio», ya que a los niños les encanta saber que van creciendo.

Tampoco es recomendable hablar todo el tiempo del tema en casa, ya que el examen de admisión debe ser asumido como una actividad más y «el tema” de conversación. “Cuando los padres están muy ansiosos por el proceso de admisión les traspasan la responsabilidad del logro a los niños, que no tienen edad ni desarrollo psicológico para enfrentar una presión como esa. Muchas veces los hijos sienten temor a ese día y terminan llorando o bloqueados ante actividades que sin presión psicológica podrían desarrollar sin ninguna dificultad”, comenta la sicóloga.

Lo que se evalúa en los exámenes de admisión son las habilidades cognitivas y psicoafectivas básicas, asegura la experta. Es decir, procesos mentales básicos para la posterior adquisición de aprendizajes escolares. Todos ellos se desarrollan paulatinamente de acuerdo a la biología del menor y la estimulación constante que recibe desde su entorno y desde su nacimiento. “La madurez alcanzada y necesaria para rendir un examen de ingreso al colegio, es una condición que se ha ido formando y fortaleciendo desde siempre, por eso, no hay que «preparar» a los niños para un examen”, concluye Paola Siña.

 Paulina Sepúlveda

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Escrito por: Prensa-UNAB