Demencia en el adulto mayor: un desafío país
Las cifras son alarmantes, más considerando el aumento de las expectativas de vida y de la población adulto mayor.
Cada tres segundos una persona es diagnosticada con demencia en el mundo, es decir, un total de 9,9 millones de personas al día. Las cifras son alarmantes, más considerando el aumento de las expectativas de vida y de la población adulto mayor, principal grupo afectado por el deterioro cognitivo.
“Para el 2050 van a ser 131 millones de personas las que vivan con demencia, lo que implica un aumento del 68% respecto de las cifras actuales”, advierte Daniela Olivera, enfermera y encargada de Calidad y Programa Adulto Mayor Cesfam Hualpencillo en el marco de la Jornada “Demencia en el Adulto Mayor: Una mirada desde la Atención Primaria”, realizada este 23 de abril en la Universidad Andrés Bello y organizada por la carrera de Enfermería.
La estadística mundial encuentra eco en Chile, el segundo país de Latinoamérica con mayor número de afectados, una posición que, se estima, escalará en un plazo de menos de 20 años hasta alcanzar el primer lugar. Las cifras regionales, agrega Olivera, son proporcionales a la situación país.
De ahí la urgencia de abordar el tema desde todas sus aristas. No sólo en el cuidado y tratamiento, sino también desde la protección social, el cuidado y acompañamiento de los enfermos, la prevención y el costo financiero que todo esto implica, entre otras múltiples líneas de acción.
Proyecto DEA
Trabajar en estas dimensiones es precisamente el objetivo del proyecto que contó con el respaldo de los Fondos Concursables para el Desarrollo de Iniciativas de Extensión Académica, DEA, que involucra a representantes de los Servicios de Salud de Concepción y Talcahuano, además de delegados de las Direcciones de Administración de Salud, DAS, de Talcahuano, Hualpén y San Pedro de la Paz, además de estudiantes y académicos UNAB
“Tratamos de vincularnos con nuestros campos clínicos y tener una retroalimentación para trabajar en conjunto”, detalla la encargada del proyecto, Karen Yáñez.
Se trata de abordar el manejo integral de la demencia en el adulto mayor desde la atención primaria, determinando el proceso de envejecimiento y demencia, identificar las políticas públicas, herramientas de ayuda en el manejo de los pacientes, así como promover la autonomía y funcionalidad en el adulto mayor con demencia.
Pobreza, educación y estilos de vida
En materia económica, el 86% de los afectados pertenece a Fonasa y un 21% vive en el contexto de pobreza multidimensional. La aparición de la demencia está estrechamente ligada al acceso a la educación. “Tener educación temprana es un factor protector para disminuir la prevalencia del deterioro cognitivo en edades más tardías”, asegura Olivera, pero un 71% de los adultos mayores no terminó la educación media. “Nuestras políticas públicas deben estar enfocadas en garantizar el acceso y la equidad especialmente aquellas personas con mayor vulnerabilidad social”, agrega.
María América Lara, académica Unab, profundiza además en los hábitos y estilos de vida que son determinantes en el impacto del deterioro cognitivo. “El tabaquismo, por ejemplo, es un factor al que han apuntado las políticas públicas y que algunas encuestas dicen que va en retroceso, pero esto es en adultos, no ocurre lo mismo en jóvenes. Además, han aumentado otros consumos como el alcohol, las drogas que también son estilos de vida poco saludables. En el tema de la alimentación, antes combatíamos la desnutrición, ahora la obesidad y la obesidad mórbida”, señala. Bajo estos estándares, entonces, difícilmente Chile logrará avanzar en la materia si no es con el compromiso de toda la comunidad y de los gobiernos.
Cuidadores
Uno de los aspectos claves es el del rol del cuidador, aseguran las especialistas y las cifras, en este sentido, una vez más son abrumadoras. En Chile, una de cada 5 persona mayor es dependiente y el 95% de quienes están al cuidado de ellas son familiares, en la mayoría de los casos mujeres. Las condiciones para un adecuado cuidado son, muchas veces, precarias y desgastantes. En ocasiones requieren de largos períodos de dedicación exclusiva. En el 47% de los casos los cuidadores han cumplido esta función por más de 5 años y en casi un 20% por más de 15, pasando en la mitad de los casos períodos de seis años sin vacaciones. Pero como se trata de hogares vulnerables, el 92% de quienes acompañan a estos enfermos lo hacen de manera no remunerada, y en un 45% deben enfrentar además las labores del hogar, lo que hace más complejo el bienestar para esas personas y su entorno. Esto explica que los síntomas depresivos aparezcan en el 47% de los casos y que en el 21% sea diagnosticada la depresión clínica.
La capacitación para ellos y el adecuado trato y recepción en los sistemas de salud es un tema relevante y en que toman parte activa los profesionales de la salud y de las casas de estudios detrás de su formación. “Se requiere de la participación de diferentes actores sociales, instituciones de salud, profesionales, profesores y estudiantes para avanzar”, concluye Astrid Munzenmayer, directora de la carrera de Enfermería de la sede.
Escrito por: Tania Merino