CONOCE A TU PROFE | Un matrón que derriba prejuicios
A sus 34 años, Jonathan Cabrera es el secretario académico de la Escuela de Obstetricia de la U. Andrés Bello, sede Santiago. Este matrón cuenta cómo logró superar la discriminación de una carrera comúnmente seguida por mujeres. Esta es su historia.
Pese a todo lo que se ha avanzado en materia de género, aún queda mucho por recorrer y todavía existen carreras que se identifican sólo para mujeres o sólo para hombres. Pero están quienes se atreven y piensan en derribar prejuicios.
Tal es el caso de Jonathan Cabrera, secretario académico de la Escuela de Obstetricia de la U. Andrés Bello, sede Santiago, quien es matrón, una profesión que mayoritariamente ejercen mujeres.
Sin embargo, este profesional de 34 años, casado hace 14 y padre de una hija, no tuvo temores y se embarcó en esta carrera cumpliendo sus convicciones. Esta es su historia.
¿Por qué estudió Obstetricia?
Quise estudiar una carrera con contenido científico, pero que no descuidara las humanidades, que estuviera en un rol preventivo y acompañador.
¿Cómo y cuándo llegó a la UNAB?
El año pasado, a propósito de haber terminado el magíster en docencia para la educación superior, y porque supe del proyecto que lidera actualmente en Santiago, la directora de carrera, Pilar Sánchez.
¿Cómo nació su gusto por la docencia?
Desde el principio de la formación del pregrado, en las cátedras de anatomía, en donde me formé en el programa de alumno ayudante de mi casa de estudios, en donde también participé en histología, embriología y anatomía.
¿Cómo es su relación con los estudiantes?
En buena, lo primero que hago es escuchar qué es lo que quieren decir, y eso lo valoran mucho.
¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?
El rol que tiene en la sociedad, de manera integradora, es decir, en su contexto biopsicosocial, en la cercanía con el grupo humano.
¿Se sintió discriminado en esta profesión porque hace unos años era más de tendencia de estudiantes mujeres?
Al principio, pero eso cambió rápidamente gracias al acompañamiento de algunas docentes y también de profesores varones.
«Quise estudiar una carrera con contenido científico, pero que no descuidara las humanidades, que estuviera en un rol preventivo y acompañador».
¿Qué es lo más complicado de ser matrón?
La aceptación de una comunidad acostumbrada a la matrona (rol de género); dejar un lugar de trabajo, ya que el vínculo que se logra con la gente (después de la primera impresión que provoca que un hombre esté a cargo de la salud sexual y reproductiva) es muy fuerte.
¿Cuáles han sido tus máximos logros en lo profesional?
El primero y más importante, es que el primer parto que presencié fue el de mi señora, cuando tuvimos a nuestra bebé. La aceptación de la comunidad, que los y las pacientes aún se acuerden de uno. En lo académico, haber obtenido el grado de magister y, actualmente, ser el secretario académico de la carrera, acá en la sede de Santiago.
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Pasar tiempo con mi familia.
¿Cuál es su plato preferido?
La comida italiana y la japonesa
¿Un lugar que le encanta visitar?
El cerro san Cristóbal, es el cable a tierra de nuestra ciudad.
¿Qué le pone contento y qué cosas le enojan?
Lo que más me pone contento es poder tener una buena conversación (independiente del tema); lo que más me enoja es el engaño y la traición.
En una frase, ¿cómo se definirías?
Como una persona fiel y leal.
Escrito por: Sonia Tamayo