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CONOCE A TU PROFE | La fonoaudiólga que descubrió su talento para encantar con esta tendencia japonesa

Claudia Figueroa lleva seis años como académica de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello. «A sus treinta y siempre», como ella reconoce, comparte sus sueños, logros y gustos.

Dice que desde séptimo básico que supo que su camino estaría ligado a la fonoaudiología y a ayudar a las personas. Hoy, Claudia Figueroa León, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello, reconoce que le gustaría vivir en Viña del Mar, que disfruta la docencia, que sueña con la compasión y bondad humana y que le encanta crear «Amigurumis», una tendencia japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché. Esta es la historia de tu profe.

¿Por qué estudiaste Fonoaudiología?
Lo estudié porque lo soñé desde 7 básico. Lo conocí como profesión cuando mi hermana menor tuvo problemas para producir la /rr/ y a pesar de que mis profesores del colegio consideraban que me estaba perdiendo porque era buena alumna, no cambié de opción y entré. Siempre quise hacer terapia, incluso cuando era más pequeña y más ingenua, decía que iba a trabajar ayudando, no dando pastillas. En términos de gustos, esta carrera tenía cosas que me llamaban la atención, cómo lo biológico, psicológico y humanista que conjuga en sus mallas curriculares.

¿Cómo y cuándo llegaste a la UNAB?
Yo he tenido dos estadías en la UNAB. La primera, estaba hace pocos años titulada y una profesora me trajo a hacer clases con ella. Ahí estuve cerca de 4 años. Luego he trabajado en muchas universidades tanto en pre como post grado y me integré a este equipo nuevamente en el 2017.

«Me gusta que mis estudiantes vean y vivencien el aprendizaje como una experiencia, tanto personal, cuando entiende algo que hace rato no comprendían, como grupal».

¿Cómo nació tu gusto por la docencia?
Desde siempre. En mi adolescencia, mis papás no me daban mesada. Entonces yo, que quería tener recursos propios, me puse a hacer clases de matemáticas (asignatura que no me gustaba tanto) a varias hijas de las amigas de mi mamá. Me encantó la experiencia. Luego cuando era alumna en la U, tenía hermanos muy pequeños (tenemos 16 años de diferencia) y les ayudaba a estudiar. Aún recuerdan que les hacía dibujos de pokemon para que rellenaran, pintaran, etc. Ha sido un gusto aprendido y que me permite mirarla como una oportunidad para ayudar a otros a encontrar los recursos que tienen en sí mismo. Creo profundamente que el aprehender es concretar un aprendizaje que es individual y profundizado en la sabiduría que cada uno porta. Yo no creo que la docencia se trate de mostrar lo que se sabe y se conoce sobre un tema u otro, sino más bien la posibilidad de que uno entregando eso, le permita a un otro sacar lo mejor de sí para ver y ejecutar ese aprendizaje. No el mismo tipo o nivel de aprendizaje sino el más auténtico con lo que cada uno es. Es verdad qué hay parámetros mínimos (objetivos) pero yo siempre he visto que eso depende en gran medida de lo motivado que esté cada uno para alcanzarlo. Entonces, tener ese privilegio de ver y acompañar en este proceso, creo que es genial.

¿Cómo es tu relación con los estudiantes?
Bueno, en mi historia docente (17 años haciendo clases) ha tenido de todo, como la vida. Sin embargo, hoy disfruto de observar y vivenciar las diferencias generacionales que nuestra sociedad muestra cada día más. Eso lo hace entretenido. Me gusta que mis estudiantes vean y vivencien el aprendizaje como una experiencia, tanto personal, cuando entiende algo que hace rato no comprendían, como grupal.

¿Cómo fue el primer día que hiciste una clase?
Intensa, con mucho susto, pero gratificante.

¿Cuáles han sido tus máximos logros en lo profesional?
No lo sé, yo no me he puesto nunca metas. Me gusta observar y vivenciar el proceso en como se dan las cosas. He hecho de todo. En pregrado, en mi línea de conocimiento de desarrollo del habla, lenguaje y comunicación infantil juvenil, he realizado clases en muchas universidades en Santiago y regiones. En investigación me encanta explorar aspectos más cualitativos y eso es un área muy poco explorado en la Fonoaudiología, entonces no sabría decirte que desde ese lugar es un logro mayor a otro. Todo me parece valorable. Sin embargo, me pone muy feliz el encontrarme con ex alumnos trabajando y que se me acercan con cariño o cuando me encuentro con algún paciente que me cuenta su vida post terapia. Me pasa que me emociona ver a algunos más grandes y con vidas encaminadas, pues yo atiendo niños y adolescente a veces muy comprometidos emocional y comunicativamente, eso es gratificante.

Amigurumis

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Un montón de cosas porque la docencia me encanta, me encanta leer, pero creo en el desarrollo de talentos. Tejo Amigurumis (tendencia o moda japonesa que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché) y hasta tengo una página de tejidos en Instagram (@claudiatejiendo). Me encanta la música y este año tenía el desafío de aprender a tocar flauta dulce o algún instrumento de cuerda (pero no sé si podré). Iría a conciertos todos los fines de semana. Sé algunas técnicas de conexión espiritual que desarrollo y han sido un descubrimiento en mi camino. Además de todo esto, disfruto el aire libre y el mar, creo que estar en contemplación con la naturaleza puede superar cualquier dificultad. Por último, comer papas fritas podría ser una actualización constante en cualquier momento de mi día para hablar o definir tiempo libre.

¿Cómo aprendiste a hacer Amigurumis y qué significa para ti?
Lo aprendí mirando. Nunca he tomado un curso. Para mí esta técnica es un acto netamente creativo. Es como una meditación activa, donde combinar las formas y los colores, es lo mejor. He creado de todo, hasta el Perro Chocolo. Es como hacer sueños de hilos.

¿Qué te pone contenta y qué cosas te enojan?
Me pone feliz cosas como el mar y el viento, si hablamos de cosas más filosóficamente humanas, pero también los logros de mis seres queridos (lo que para ellos es importante). Cualquier perro, puede hacerme el día. Mis pacientes y mis amigos, también son fuente de alegría. Me enoja el maltrato de cualquier especie y la intolerancia a lo diferente.

¿Qué te gusta comer? ¿Algún plato preferido?
Insisto en mis papas fritas desde siempre y debo aclarar que es loco porque ni los helados ni los chocolates…las papas fritas de todas maneras y con buena compañía aún mejor.

En una frase, ¿cómo te definirías?
Qué difícil! Como una nota sostenida en una canción de Sabina en un concierto.

Si tuvieras una lámpara de Aladino, qué deseo pedirías, uno solo?
Que la compasión y bondad humana se vuelque a sostener a cualquier especie y sus distinciones.

Escrito por: Sonia Tamayo