CONOCE A TU PROFE | La enfermera que descubrió la belleza de acompañar para morir en paz
Irene Muñoz llegó este año a la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello y su aporte ha sido enorme. Reconocida a nivel nacional en el área de los cuidados paliativos, enseña a sus estudiantes a cuidar y ayudar a otros en su dolor y sufrimiento en el momento de la muerte.
Cuando a Irene Muñoz Pino se le pregunta por qué optó por el área de los cuidados paliativos en enfermería, ella no duda en responder: “Porque descubrí la belleza del morir. Sé que suena extraño eso, pero creo que hay que vivirlo para entenderlo”.
Más allá de lo estremecedoras que pueda parecer esta respuesta, sin duda que conlleva de toda una experiencia, conocimientos y sensaciones que esta académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello de 37 años busca traspasar a sus estudiantes.
“Llegué a la UNAB a principios de este año. En búsqueda de nuevos horizontes, envié mi curriculum y me llamaron para cubrir la carga de una docente que se había ido. La sincronía misteriosa de la vida, me tenía un lugar en esta universidad”, advierte la enfermera, madre de Antonia y Lucas.
¿Por qué estudió Enfermería?
Supongo que lo llevaba en mi esencia, pero recién lo supe cuando ingresé a la carrera, ya que, desde el primer día, amé la enfermería, me sentí en sintonía. No sabía a qué carrera postular, pero una tía me hizo ver que a mí me encantaba acompañar y “hacer cariñito” a los más desvalidos, lo que hice visitando ancianos en el Hospital Geriátrico los fines de semana, cuando era una escolar. Recuerdo lo satisfactorio que fue aprender de esos ancianos y me admiraba viendo a las auxiliares ayudarlos en sus cuidados. Ahora veo que a los 15 años ya disfrutaba cuidar.
¿Por qué se inclinó por el área de los cuidados paliativos?
Porque descubrí la belleza del morir. Sé que suena extraño eso, pero creo que hay que vivirlo para entenderlo. Mi historia en los cuidados paliativos empezó y se desarrolló en la Clínica Familia (hoy llamado Hospice), lugar a donde llegué “por casualidad” a hacer mi internado intrahospitalario, pensando que era un servicio médico- quirúrgico tradicional, y sin saber nada de cuidados paliativos. Ahí me encontré con un equipo de salud voluntario, pero con una sabiduría increíble, adquirida al estar en contacto con el sufrimiento. Descubrí que soy una enfermera paciente y compasiva, con habilidades de acompañamiento espiritual, desarrollé mis competencias de relación de ayuda y me regocijé al poder ayudar en procesos significativos del proceso de morir, como son las despedidas, el resignificarse, el amar y perdonar, el reconciliarse, el aceptar y disfrutar… limpiar para poder cosechar. Profesionalizar y dar a conocer la disciplina de enfermería en cuidados paliativos, se transformó en mi sentido profesional.
¿Qué es lo más difícil que un profesional de esta área debe enfrentar?
Es muy común el que me digan “qué difícil tu pega, yo no podría”, quizá aludiendo al estar cerca de personas que se van a morir y que no puedo “ayudarlas a que se mejoren”. Pero una vez que aceptas que estás ahí para aportar en su calidad de vida, el tema de “se va a morir” pasa a segundo plano. Lo más difícil es encarar mis propias carencias o debilidades. Para cuidar y ayudar a otros en su dolor y sufrimiento, hay que cuidarse y conocerse a uno mismo primero y en todas las dimensiones del ser (la mente, el espíritu, el cuerpo, y las relaciones). Eso, en la rutina del día a día, cuidar y sembrar tus relaciones, cuesta, además, descubrir las “yayitas”, aceptarlas y trabajarlas, es difícil.
¿Le tocó algún caso especial?
Muuuuchos…. imagínate en 14 años como enfermera paliativista ¡cuántos casos especiales! Creo que eso sería para otra entrevista. Solo decir que todos esos casos especiales han trascendido a través de mí. Lo que hoy enseño a los estudiantes de enfermería, es parte de esa trascendencia.
¿Cómo nació su gusto por la docencia?
Enseñando a técnicos en enfermería (TENS). Siendo enfermera asistencial, me invitaron a hacer clases en Duoc, ¡y pucha que lo disfruté! Sin duda, esta segunda pasión profesional surgió ahí. En Duoc me formé como docente durante 10 años, estableciendo bellos vínculos con los alumnos, de hecho, algunos de mis mejores amigos hoy, son TENS exalumnos. Paralelamente, fui docente instructor en la Escuela de Enfermería UC, donde surgió mi gusto por enseñar cuidados paliativos en pre-grado, intentando sembrar en cada estudiante, un gustito por esta área. Luego me invitaron a hacer docencia en educación continua, reforzando o enseñando cuidados paliativos a profesionales de la salud, experiencia muy enriquecedora.
¿Cómo es su relación con los estudiantes?
Cercana, la disfruto mucho. Intento conocer a los alumnos y comprenderlos. Y, sobre todo, pasarlo bien, reírnos, siempre he dicho que no es necesario sufrir para aprender. Intento, en la medida que el escenario educativo lo permite, estimular un aprendizaje reflexivo y el autoconocimiento. Aunque reconozco que me ha complicado establecer relaciones cercanas al tener salas de clases con tantos alumnos.
«Profesionalizar y dar a conocer la disciplina de enfermería en cuidados paliativos, se transformó en mi sentido profesional».
¿Cuáles han sido sus máximos logros en lo profesional: Tanto en lo académico como en lo clínico?
Tengo varios logros de los cuales me siento orgullosa. En lo clínico, logré estar a cargo y ser líder del servicio de enfermería, a corta edad (26-27 años) y unos años más tarde, ser coordinadora de docencia (35 años). En lo académico, el tener una publicación, el ser expositora experta en varios congresos nacionales e internacionales, el haber recibido premio por investigación en el VIII Congreso Latinoamericano de Cuidados Paliativos (2016) y haber ganado premio a mejor tesis de fin de máster en el XII Congreso de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (2018); este último fue un gran orgullo, ya que fui la única enfermera, latinoamericana y mujer premiada en dicho evento. Pero, sin duda, mi mayor orgullo, es haber sido Jefa del Programa de Diplomado de Cuidados Paliativos de le Escuela de Enfermería UC, por tres versiones (2017, 2018, 2019), con el cual aporté a la formación en cuidados paliativos de casi 90 profesionales de la salud de todo Chile.
¿Algún proyecto pendiente en lo profesional?
Seguir aportando al desarrollo profesional del cuidado paliativo en la UNAB.
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Bailar, ejercitarme (incluso si no tengo tiempo libre), sentir las bondades de la naturaleza. Y si se puede mezclar el ejercicio con la naturaleza, mejor todavía. Ver que mis hijos disfruten de cualquier actividad. Estar con mi familia.
¿Cuál es su plato preferido?
El pastel de choclo. Aunque en realidad, cualquier delicia que tenga azúcar y sea dulce.
¿Algún personaje de política, religión, entretención a nivel mundial que admire?
Si sirve mencionar a los muertos: Jesús y Buda.
En lo personal, ¿algún sueño que quiera cumplir a corto y mediano plazo?
Vivo feliz, sueño cumplido día a día. Que Antonia y Lucas sean felices también.
Escrito por: Sonia Tamayo