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CONOCE A TU PROFE: El bioquímico que inspira nuevas generaciones con sus viajes a la Antártica

El profesor de la Facultad de Ciencias de la Vida y actual investigador del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (CBIB), Dr. José Miguel Pérez, ha visitado el continente blanco en cinco oportunidades.

 

La primera vez que visitó la Antártica fue en el año 2011, cuando su esposa estaba con casi ocho meses de embarazo. «Estuve cerca de 20 días navegando totalmente desconectado, lo cual no fue fácil», cuenta el bioquímico José Miguel Pérez (41), académico de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello e investigador del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (CBIB).

Desde entonces, el académico ha visitado el continente blanco en otras cuatro oportunidades. «Claramente fue una situación dura, pero debo decir que valió la pena el riesgo considerando la maravilla de la aventura vivida y del romance de investigación que nació luego de esa visita, el cual ha permitido contagiar a un sinnúmero de estudiantes que han realizado y realizan investigación Antártica después de ese episodio», cuenta desde su oficina del Campus República.

Inclinación por las ciencias

El Dr. Pérez es Licenciado en Bioquímica, con un doctorado en Microbiología y con dos post-doctorados, uno de ellos cursado en la University of Western Ontario (Canadá).

¿Cómo descubriste tu vocación?
En el colegio sólo sabía que quería estudiar una carrera del área biológica, con una pequeña inclinación por la medicina. Sin embargo, luego de terminar el colegio, chocar con mis posibilidades reales de seguir estudios universitarios y gracias al consejo de distintos profesores que vieron cierto potencial en este estudiante, llegué a estudiar Licenciatura en Bioquímica, sin saber muy bien de qué se trataba la carrera. Mi vocación como investigador la descubrí de manera más bien fortuita al final de mis estudios de Bioquímica.

¿Cómo llegaste al CBIB?
Al Centro de Bioinformática y Biología Integrativa llegué el año 2013 por invitación del Dr. Danilo González, a quien conocí en mis tiempos de estudiante de doctorado; compartíamos una mirada sobre la forma de hacer ciencia y el impacto que puede y debe tener en el país y en la vida diaria de sus ciudadanos. En particular, compartíamos un gran interés por la Bionanotecnología y su potencial para el desarrollo de tecnologías «Made in Chile».

Actualmente, ambos investigadores están estudiando las propiedades de una serie de bacterias antárticas en el estudio «Aislamiento y caracterización de bacterias extremófilas capaces de degradar materiales energéticos», en el cual trabaja un equipo de cinco personas desde hace poco más de un año en la búsqueda de bacterias que puedan comerse el TNT de los explosivos.

Visitas a la Antártica

Este mes realizará su sexto viaje a la Antártica con el objetivo de estudiar a los microorganismos que sobreviven en esas zonas extremas. «Durante esta temporada tendremos la posibilidad de viajar dos veces. En noviembre viajaremos por 3 semanas a la base chilena en Glaciar Unión, ubicada en una de las zonas mas extremas del continente Antártico cercana al Círculo Polar», cuenta. Esta zona del mundo se caracteriza por la inexistencia de vida macroscópica producto de las bajas temperaturas (-15 a -50 ºC), la ausencia de agua líquida y de sol durante gran parte del año.

«Posteriormente, en febrero viajaremos a la Isla Rey Jorge, donde abordaremos un buque de la Armada que nos permitirá tomar muestras en las Islas Shetland así como también visitar la Península Antártica. A diferencia de Glaciar Unión, las condiciones en estas zonas de la Antártica permiten el desarrollo de distintos organismos, y representan una gran oportunidad de descubrir microorganismos con propiedades únicas», complementa.

¿Cómo resuelven los aspectos logísticos, de alimentación, entre otros?
En las campañas a la Antártica contamos con el apoyo del Instituto Antártico de Chile (INACh), institución que desarrolla una gran labor permitiendo el desarrollo de distintas expediciones al continente Antártico, y resolviendo toda la logística involucrada. Adicionalmente, contamos con el apoyo fundamental de las Fuerzas Armadas de nuestro país, quienes en la expedición en buque por la Islas Shetland y especialmente en la campaña al Glaciar Unión nos ayudan a que las actividades de las distintas expediciones se desarrollen de manera eficiente, pero sobre todo segura. De hecho, como parte de la expedición de este año los investigadores de mi laboratorio tuvieron que participar en una campaña de entrenamiento a cargo de las Fuerzas Armadas en el Glaciar Grey, con el propósito de estar preparados para las condiciones y riesgos que enfrentaremos en el trabajo en Glaciar Unión.

¿Quienes conformaban el equipo?
Durante la expedición a Glaciar Unión del año 2017 participamos yo y Nicolás Bruna, magíster en Bioquímica de nuestra Universidad. En la expedición del año 2018, Nicolás participará nuevamente y el estudiante del magíster en Ciencias de la Vida de nuestra Universidad, Matías Vargas. Este último tomará las muestras necesarias para el desarrollo de su Tesis de magíster .

¿Podrías describir el clima y las temperaturas a las que estuvieron expuestos?
Las condiciones ambientales dependen del lugar a visitar y de la época del año. En general Antártica se caracteriza por bajas temperaturas. La zona de las Islas Shetland y la península se caracteriza por temperaturas entre los 5 a -15ºC en diciembre, enero y febrero, y noches muy cortas, menos de 4-5 horas. Por otro lado, la zona del Glaciar Unión, durante noviembre y diciembre, se caracteriza por la ausencia de noche y por temperaturas menores a -10ºC con sensaciones térmicas bajo los -20ºC producto del viento.

¿Has realizado investigaciones en otros lugares extremos?
El principal objetivo de la investigación que realizamos en mi laboratorio es aprovechar las ventajas de nuestro país para el desarrollo de nuevas tecnologías y aplicaciones tecnológicas. En ese sentido, nos enfocamos en la búsqueda de microorganismos que habitan lugares extremos y únicos de Chile, y en utilizar estos microorganismos para producir distintos productos en base a nanomateriales de cobre y litio principalmente. A partir de estas tecnologías «verdes» apuntamos a desarrollar nuevas celdas solares de cobre, baterías de litio, o al reciclaje de baterías de litio mediante procesos microbiológicos. Para lograr esto, a la fecha hemos aislado microorganismos únicos desde Antártica, salar de Atacama, Isla de Pascua, salar de Uyuni, el mar muerto, volcán Osorno y Calbuco, Geissers del Tatio, entre otros lugares con características únicas.

Escrito por: Prensa-UNAB