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Ciudad construida en 200 m2 hizo “volar” la creatividad de futuros arquitectos

El workshop de Venecia, Italia, fue la oportunidad para que estudiantes de arquitectura de todo el mundo, pudieran aplicar ideas abstractas a una ciudad montada con latas, cartones y vidrios reciclados. La ciudad de los canales fue el escenario para un workshop que se convirtió en un desafío para casi dos mil estudiantes de arquitectura de todas las universidades […]

El workshop de Venecia, Italia, fue la oportunidad para que estudiantes de arquitectura de todo el mundo, pudieran aplicar ideas abstractas a una ciudad montada con latas, cartones y vidrios reciclados.

La ciudad de los canales fue el escenario para un workshop que se convirtió en un desafío para casi dos mil estudiantes de arquitectura de todas las universidades del mundo. Las 120 pequeñas islas de Venecia, unidas por 455 puentes fueron testigo de la pasión con la que un grupo de 85 alumnos guiados por el Director de Arquitectura de la Universidad Andrés Bello, Felipe Assadi, y la profesora Francisca Pulido, construyeron una ciudad en 200 m2.

Assadi cuenta que en tres semanas se desarrolló una experiencia espacial muy intensa, la que no tenía por objetivo transmitir aspectos teóricos, sino que poner en práctica la creatividad de los futuros profesionales. «A diferencia de las clásicas clínicas arquitectónicas, en los workshop se comparten experiencias  no sólo de aprendizaje, sino que también culturales”, dice.

Agrega: “Los estudiantes europeos de arquitectura tienen una educación tradicionalista y poco práctica. Esto porque en Europa hay muy poca construcción, por lo que para ellos esta experiencia de edificar en escala de 1 a 3 realizada durante el encuentro es única”.

 Materiales reciclados 

La idea del trabajo fue utilizar métodos poco convencionales para tomar las medidas y edificar. En efecto, las mediciones fueron hechas con manos y pies a escala uno más uno, mientras que los elementos utilizados fueron todos reciclados. “Desde un inicio se trató de no gastar en materiales y por eso trabajaron con cartones, latas, botellas y aserrín. Además, se pretendía que al final del taller no se produjera más contaminación de la que ya había”, complementa el académico UNAB. 

El proyecto en sí, consideró varias acciones que definen una ciudad en el aspecto social. Lugares para comer, dormir, leer y compartir. Se separaron a los alumnos en 10 grupos y cada uno se le asignó un verbo o acción. Luego se hicieron los trazos de la ciudad y cada equipo de trabajo tuvo que representar con su cuerpo lo que se les había pedido, para tener una noción espacial de su ubicación. 

Por ejemplo, los 85 estudiantes se reunieron en 200 m2 con el objetivo de vivir en la ciudad, utilizando los lugares para comer, como si fuera realmente una urbe. En 20 días, la experiencia que estos profesores chilenos entregaron a los alumnos europeos fue una de las pocas instancias que ellos tienen de estar participando de la construcción de una ciudad.

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Valentina del Campo

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Escrito por: Prensa-UNAB