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Atención bañistas: época de medusas

En Chile la presencia de ciertas especies de medusas aumenta hasta en un 300% durante el verano por las altas temperaturas oceánicas. Las exposiciones a estos animales marinos, se producen generalmente por contacto accidental en el mar provocando en algunos casos alergia. Las medusas son animales marinos, que en determinadas condiciones, como aumento de temperatura […]

En Chile la presencia de ciertas especies de medusas aumenta hasta en un 300% durante el verano por las altas temperaturas oceánicas. Las exposiciones a estos animales marinos, se producen generalmente por contacto accidental en el mar provocando en algunos casos alergia.

Las medusas son animales marinos, que en determinadas condiciones, como aumento de temperatura del agua o las mareas, se trasladan hacia la costa. De aspecto ligero y casi transparente, su apariencia es inofensiva, pero pueden representar un peligro para la salud humana.

“El veneno de las medusas actúa directamente sobre ciertas estructuras de las células, provocando una cascada de liberación de mediadores inflamatorios”, detalla Fernando Torres, académico de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello.

En Chile la presencia de medusas se eleva en verano, aumento que se explica por el fenómeno de la corriente de El Niño y las surgencias costeras, fenómeno oceanográfico que consiste en el movimiento vertical de las masas de agua, de niveles profundos hacia la superficie, lo que provoca un cambio en el microambiente acuático. Con ello aumenta la temperatura del agua y se favorece la distribución y abundancia de los organismos fitoplanctónicos y zooplanctónicos, lo que contribuye a que ciertas especies de medusas aumenten hasta en un 300%.

“La mayoría de las medusas en Chile ocasionan sólo cuadros dermatológicos. Los agentes causales más frecuentes son dos: una medusa, Chrysaora plocamia  y una anémona Anthothöe chilensis”, explica Torres.

Dentro de las especies tóxicas destacan la Physalia physalis (carabela portuguesa), la Physalia utriculus  y la Rhyzophysa filiformis, que son más frecuentes en Isla de Pascua.

Exposición tóxica

En verano las exposiciones tóxicas se producen con mayor frecuencia por contacto accidental durante un baño de mar. Muchos de estos incidentes ocurren con medusas muertas o con restos de ellas. Además, después marejadas es común que queden varadas sobre la playa, al pisarlas o tocarlas con las manos, pueden producir sintomatología.

“Los tentáculos destruidos a orilla de la playa, constituyen un peligro, porque aún son capaces de envenenar por varias semanas”, aclara el especialista.

La gravedad del cuadro está determinada por distintos factores, como la salud y edad del paciente, su peso y cantidad de toxina inoculada, la superficie expuesta a la picadura, el grosor de la piel de las áreas expuestas, la especie de medusa, su potencia del veneno y número de nematocistos descargados.

El  sitio de la picadura, explica Torres, es uno de los factores más importantes, ya que si está cerca de cabeza la absorción del veneno a la circulación central es más rápida.

Recomendaciones

Ante una picadura de medusa, Fernando Torres recomienda lavar la zona afectada para inactivar y remover los nematocistos. Luego se debe manejar el dolor y la reacción inflamatoria local. En caso de reacción anafiláctica con compromiso sistémico o cuadro severo de alergia, el especialista indica que el  tratamiento es prioritario y se debe acudir de inmediato a un servicio de urgencia.

“Lavar inmediatamente la herida con suero fisiológico permite prevenir la descarga del veneno de los nematocistos. Para esa inactivación, también se puede aplicar vinagre doméstico por 15 a 30 minutos, que pese a que no disminuye el dolor, sí es capaz de inactivar irreversiblemente los nematocistos no descargados”, indica.

Para evitar la continua descarga de nematocistos, se deben remover manualmente con guantes y precaución. Luego, una vez seca la zona, debe manejarse el dolor y la reacción local. Se pueden utilizar anestésicos tópicos, antiinflamatorios y antihistamínicos. 

El uso de compresas frías puede aliviar el dolor dentro de las primeras horas. “Las compresas calientes no se recomiendan en todos los casos porque puede aumentar la absorción sistémica del veneno de algunas especies. Tampoco se debe usar agua de mar para lavar la zona, ya que puede estar contaminada con bacterias y así aumentar el riesgo de infección”, concluye el especialista.

Escrito por: Prensa-UNAB