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Alumnos de taller de Arquitectura UNAB transformaron el auto del decano en un verdadero “bom bom”

Un Volkswagen Beetle último modelo de Alberto Sato fue escogido por los estudiantes para forrarlo completamente con papel metálico, como si fuera un chocolate relleno,  en una intervención artística de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de esta casa de estudios. Cuenta la historia que Aldolfo Hitler fue uno de los responsables de la […]

Un Volkswagen Beetle último modelo de Alberto Sato fue escogido por los estudiantes para forrarlo completamente con papel metálico, como si fuera un chocolate relleno,  en una intervención artística de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de esta casa de estudios.

Cuenta la historia que Aldolfo Hitler fue uno de los responsables de la creación del “Escarabajo”. La propaganda nazi quería llegar también al mundo del automóvil y quería presentar al mundo el concepto de «Volksauto» (auto del pueblo) como un triunfo del pueblo alemán.

Ferdinand Porsche, creador de la  afamada marca de automóviles que lleva su nombre, fue contratado por la Asociación alemana de fabricantes de autos para desarrollar un nuevo vehículo financiado por el estado alemán. Se trataba de un automóvil familiar para 4 personas, con un motor refrigerado por aire, con un consumo de 7 litros cada 100 km y llegar a los 100 km/h.

73 años después, a miles de kilómetros de Alemania, un grupo de alumnos de la carrera de arquitectura de la Universidad Andrés Bello, observó la descendencia de este antiguo icono del diseño automotriz, un Volkswagen Beetle último modelo, decidió transformarlo en un apetecible bom bom.

Incitados por el Director de la carrera Martín Schmidt, a realizar una intervención en el patio de su universidad, los jóvenes optaron “por un concepto democratizador” y decidieron quitarle solemnidad al auto del Decano Alberto Sato. ¿El resultado? Un bom bom gigante, con  curvas aerodinámicas, con la clásica forma del Volkswagen Beetle. Alberto Sato, destacó el trabajo de estos alumnos, pero eso si, se quedó con las ganas de comer un chocolate a escala de su auto último modelo.

Escrito por: Prensa-UNAB