Actividades en torno a eclipse solar en Aysén logran multitudinaria convocatoria
En una iniciativa impulsada desde la UNAB, lugareños y turistas se reunieron en Coyhaique y Puerto Aysén para participar activamente de este espectáculo cósmico junto a astrónomos profesionales. El pasado domingo 26 de febrero la Patagonia fue testigo de un eclipse anular de sol: un acontecimiento único a escala de vida humana que, en promedio, […]
En una iniciativa impulsada desde la UNAB, lugareños y turistas se reunieron en Coyhaique y Puerto Aysén para participar activamente de este espectáculo cósmico junto a astrónomos profesionales.
El pasado domingo 26 de febrero la Patagonia fue testigo de un eclipse anular de sol: un acontecimiento único a escala de vida humana que, en promedio, sólo se repite cada 400 años en un mismo lugar. Para obtener el máximo provecho de este excepcional fenómeno, un grupo de astrónomos de la Universidad Andrés Bello impulsó la organización de una serie de actividades abiertas a la comunidad.
La magnitud de esta iniciativa fue creciendo en la medida que corrió la voz; a los académicos y astrónomos (UNAB, VTR, entre otras) que colaboraron en la realización y difusión de esta verdadera fiesta astronómica. Así es como cientos de personas tuvieron la oportunidad de participar durante los días previos al eclipse en talleres prácticos, charlas, cuentacuentos, entre otros hitos enfocados en informar sobre este evento único, enseñar conceptos de astronomía a los asistentes, e incentivarlos a observar el eclipse junto a los profesionales.
El día del eclipse los asistentes se congregaron de manera masiva en la Plaza del Pionero en Coyhaique y en la Plaza Exploradores de Puerto Aysén, en donde se distribuyeron 600 lentes apropiados para mirar directamente el fenómeno, cuyo momento de mayor oscurecimiento fue a las 10.30 de la mañana.
Relato en primera persona: Dra. Isabelle Gavignaud, académica UNAB y una de los organizadores del evento
“Cuando desperté ese domingo en Coyhaique, respiré profundamente antes de mirar qué tiempo hacía. Un cielo completamente despejado. Me costó creerlo. ¡Un regalo de la naturaleza que superó todo los pronósticos! A los pocos minutos recibo una foto de las nubes esparcidas del amanecer en Puerto Aysén: Patricio Antimán, quien organizaba los eventos allá, también estaba tremendamente feliz ya que el pronóstico que tenían era aún más incierto que para Coyhaique.
Con gran entusiasmo llegué a la Plaza del Pionero para instalar nuestros dispositivos de observación, así como para entregar los cuatrocientos lentes de sol UNAB que me quedaban. Los otros doscientos estaban ya en Puerto Aysén con Patricio Rojo (UCh), el astrónomo de nuestro grupo que acompañaba al público en dicha ciudad. Una hora antes del primer contacto, la fila de personas que se había formado para recibir sus lentes alcanzaba ya las cuatro cuadras. Fue muy emocionante ver a todas esas personas reunidas con tanta ilusión para observar ese espectáculo que la mecánica celeste estaba a punto de regalarnos.
Con Claudio Cáceres, Patricia Tissera (académicos de la UNAB), Justin Otor (estudiante de Princeton en pasantía en nuestra Universidad), Pascale Hibbon y Laura Ventura (astrónomas de la ESO) organizamos nuestro puesto de observación. Dado el numeroso público, no fue una tarea fácil evitar que continuamente una persona pasara nuestro sistema de señalética y se posicionara justamente entre el Sol y nuestros instrumentos.
Pascal Hibbon, astrónoma ESO, proyectaba el Sol con el telescopio docente de la UNAB. La fotografía fue tomada algunos minutos después del primer contacto. Claudio Cáceres, Isabelle Gavignaud (académicos UNAB) con Pascale Hibbon y Laura Ventura (astrónomas ESO) preparando el telescopio docente UNAB para las observaciones. Justin Otor, estudiante de la Universidad de Princeton actualmente de pasantía en la UNAB, muestra el Sol al público con un sistema de proyección. Patricia Tissera (docente UNAB) muestra cómo observar el sol con un pequeño sistema de proyección.En eso, escuché unos primeros gritos de entusiasmo aislado seguido pronto de un grito general: ¡el primer contacto!
El espectáculo había empezado. En ese mismo momento se hizo claro que la mayoría de las personas no alcanzarían a tener lentes y que no era posible que todo ese público se acercara a los instrumentos. Decidí dejar a mis colegas a cargo de los instrumentos y empecé a difundir a lo largo de la plaza la manera de observar el eclipse de una forma accesible a todos: proyectar en el piso una imagen del Sol con una hoja de papel perforada. Fue una experiencia muy grata estar ahí entremedio de las personas y hacer aparecer pequeños soles eclipsados en el piso. Un niño disfrazado de astronauta me ayudó a difundir la técnica, fue muy tierno.
Repentinamente un viento helado empezó a soplar sobre la plaza y entre los árboles; la temperatura ya estaba bajando. Pronto llegó el minuto tan anhelado: cuando el disco lunar entró totalmente en el disco solar formando un anillo de fuego. Se sintió mucha tensión en la plaza y el minuto terminó en una ovación con gritos y aplausos. Público, astrónomos, organizadores, periodistas… estábamos todos muy felices de haber compartido esa experiencia mágica en conjunto, en la Plaza del Pionero de Coyhaique.
En lo personal me gustaría agradecer a todas las personas que apoyaron a la organización de este evento: la Universidad que nos permitió organizar los talleres y en particular regalar 600 lentes al público de Coyhaique y Puerto Aysén; SERNATUR por haber confiado en el éxito de esta iniciativa de difusión; el centro cultural de Coyhaique por haber puesto sus espacios a nuestra disposición; VTR por transmitir el evento no sólo Chile sino también en varios otros países del mundo, y a Sebastián Pérez por regalar a los niños varios ejemplares de su novela “Cazadores de eclipses”.
Un agradecimiento especial a la Fundación Astromanía, con la cual fue muy agradable trabajar (¡gracias por toda su ayuda!), y a Patricio Antimán de Puerto Aysén. Para terminar, gracias al resto del grupo de astrónomos que formamos: Claudio Cáceres, Pascale Hibbon, Patricio Rojo, Patricia Tissera y Laura Ventura.”
¡El éxito de nuestra convocatoria superó todas las expectativas y los mil seiscientos lentes distribuidos entre la UNAB y SERNATUR se hicieron pocos! ¡Familias observando con los lentes UNAB! Niño astronauta difunde una técnica sencilla para observar el eclipse sin lentes ni telescopios . Funciona con un papel o sencillamente proyectando una imagen de sus manos con los dedos cruzados. El “anillo de fuego” observado a través de una hoja de papel. Niños jugando a “atrapar” las imágenes del Sol en el piso. El eclipse fotografiado desde Puerto Chacabuco por César Briceño Ávila. Me impresiona ver cómo el Sol y la Luna calzan tan perfectamente: es seguramente una de las razones por las cuales todas las mitologías del mundo encuentran una relación entre esos dos astros.Escrito por: Prensa-UNAB