Experto detalla aspectos psicológicos que explican comportamiento de María del Pilar Pérez
Psicopatía es el término que permite entender el actuar de la mujer que fue declarada culpable de triple homicidio y arriesga presidio perpetuo calificado. Con una estructura psicológica perversa, este perfil se caracteriza por una biografía centrada en la transgresión de la ley y de los consensos sociales y la elaboración de su universo legal […]
Psicopatía es el término que permite entender el actuar de la mujer que fue declarada culpable de triple homicidio y arriesga presidio perpetuo calificado. Con una estructura psicológica perversa, este perfil se caracteriza por una biografía centrada en la transgresión de la ley y de los consensos sociales y la elaboración de su universo legal propio.
Por meses todo el país siguió con interés el juicio a María del Pilar Pérez, la llamada “Quintrala de Seminario”, hasta que el miércoles 21 de enero el veredicto del Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago la declaró culpable del parricidio de su esposo Francisco Zamorano, del asesinato de la pareja de éste, Héctor Arévalo y como autora inductora del asesinato de Diego Schmidt-Hebbel, a través del sicaro José Ruz, quien aparece como autor material de los crímenes.
Comenzó a cerrarse así la historia criminal de la mujer que además fue condenada como autora de lesiones graves contra su nuera, Monserrat Hernando. Asimismo se la halló culpable del homicidio frustrado de la familia Molina Pérez y de su madre, Aurelia López.
Frente a este escenario la mujer de 58 años arriesga pena de presidio perpetuo calificado, fallo que se dará a conocer el 26 de febrero.
Durante todo el proceso, que comenzó luego del asesinato de Diego Schmidt-Hebbel ocurrido el 4 de noviembre de 2008, uno de los aspectos que más resaltaron fue la personalidad de la “Quintrala”. Los testimonios de familiares y conocidos describieron a una mujer dispuesta a todo por lograr sus objetivos, incluso matar. El estudio de especialistas en salud mental señaló que su personalidad presentaba rasgos narcisistas y poca empatía hacia el resto.
Patricio Celis, Director de la Carrera de Psicología de la Universidad Andrés Bello, explica que en este caso, lo que se manifiesta es una psicopatía, que se define como una biografía cuya característica central es la transgresión de la ley, del orden establecido y de los consensos que organizan la vida social.
Estructura perversa
“En términos psicoanalíticos hablamos de estructura perversa y uno de los fenómenos que la caracteriza es la elaboración de un universo legal propio, cuyo propósito es la transformación del otro en un objeto que garantiza un goce”, sostiene Celis. El perverso, complementa el psicólogo, sabe qué quiere conseguir, no duda al respecto y no encontrará obstáculos capaces de desalentarlo en la consecución de ese goce, que en muchas ocasiones va de la mano de un fuerte componente sádico.
En la construcción de un orden moral propio, explica Celis, son establecidas diferencias entre el bien y el mal con criterios completamente subjetivos que no coinciden con los del orden social. En la estructura perversa, los sujetos descriptivamente no padecen alteración del juicio crítico de realidad. Conservan lucidez de conciencia y por lo tanto, calculan los efectos de sus actos hasta el mínimo detalle.
“Pueden planificar y anticipar con astucia las estrategias, dependiendo de sus capacidades intelectuales. La supeditación de sus actos a un orden moral singular, propio y exclusivo podría explicar la existencia de excesos en diferentes planos. Lo central es conseguir aquello que saben que asegura su goce, de ahí probablemente la desmedida ambición, la ausencia de culpa, la incapacidad de vivencias empáticas, el sadismo, la tendencia al control absoluto de los otros cercanos”, aclara.
Por múltiples factores y es casi imposible determinar con exactitud cómo se genera una personalidad de estas características. El psicólogo indica que algunos aspectos importantes son la historia infantil, identificaciones inconscientes con la posición y el goce de otros. De ese modo, pueden realizar acciones que dañan al resto. El daño puede ser una forma de transformar al otro en objeto, al servicio de un goce sádico que implica su destrucción. Casi todo es posible, señala el experto, cuando lo medular en parte es la construcción de un universo moral exclusivo y propio, que no reproduce los límites ni la normatividad social.
Aspectos que los delatan
Una estructura psicológica perversa, atribuible a María del Pilar Pérez, suele ir acompañada de frialdad afectiva o sentimientos positivos simulados. “Los sentimientos tienen que confirmar ese universo propio y específico que poseen, incluso si para tal fin resulta necesario simular transitoriamente apego a las modos de relación valorados en una determinada sociedad”, sostiene Celis.
Los perversos son reconocibles muchas veces a partir de los excesos, de las consecuencias de sus actos y de la incapacidad para detenerse. Sin embargo pueden camuflarse, adoptar un disfraz bondadoso, de gran apego a la normas hasta conseguir sus propósitos. “Afortunadamente muchos se equivocan, no son máquinas ni perfectos; algo calculan mal y en algún momento quedan al descubierto. En el caso de María del Pilar Pérez, algo falló, finalmente fue sometida a juicio. Los testimonios de sus conocidos y familiares, siempre dieron cuenta que en ella todo era excesivo en términos de sus vinculaciones, con otros, de sus convicciones, sus métodos, sus objetivos y distinciones morales”, concluye Patricio Celis.
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Paulina Sepúlveda
paulinasepulveda@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB