Alimentos funcionales: la medicina preventiva del futuro se analizó en la UNAB
La ciencia ha puesto todos sus esfuerzos en desarrollar soluciones sacando máximo provecho de las propiedades de frutas y verduras y producir alimentos más saludables que reduzcan los riesgos de enfermedades. El tema se abordó en un seminario en nuestra Universidad. Es indiscutible que prevenir es mejor que curar. El canadiense Paul Kolodziejczyk, investigador y especialista […]
La ciencia ha puesto todos sus esfuerzos en desarrollar soluciones sacando máximo provecho de las propiedades de frutas y verduras y producir alimentos más saludables que reduzcan los riesgos de enfermedades. El tema se abordó en un seminario en nuestra Universidad.
Es indiscutible que prevenir es mejor que curar. El canadiense Paul Kolodziejczyk, investigador y especialista en alimentos funcionales lo sabe bien, no por nada lleva 30 años analizando y reforzando las propiedades que diversos productos agrícolas tienen para el cuidado de la salud humana. De hecho, en un mundo donde se estima que la población sobre los 60 años se duplicará en los próximos años, mejorar la calidad de vida de las personas y por sobre todo concientizar sobre los cuidados de la salud, parecen ser desafíos obligatorios.
“La búsqueda de productos saludables es una tendencia mundial. El Estado y los diferentes estamentos de la sociedad buscan alternativas para proteger la salud y frente a esto, los alimentos funcionales y los nutraceúticos se presentan como una excelente alternativa”, señaló Kolodziejczyk en una charla dictada en la U. Andrés Bello.
Un mercado saludable
La comida y la dieta son buenos aliados en la prevención de enfermedades. “En ese sentido la gente está consciente de que puede mejorar su calidad de vida gracias a las múltiples opciones que ofrece el mercado, como los alimentos funcionales, los cuales se consumen como parte de la dieta diaria como pan de semillas de linaza, omega 3 presente en el huevo y la inulina que se encuentra en el yogurt”, comentó el investigador de la Universidad de Alberta, Canadá.
Por otra parte, también están los alimentos nutraceúticos, con componentes bioactivos sólidos en píldoras como la Yerba de San Juan, el Ginko Biloba o el aceite de Borraja. Otra opción son las frutas con altos poderes antioxidantes como los Saskatoon Berries. Variedad que el científico ha analizado durante varios años para determinar sus propiedades y concentrarlas en un extracto tan potente en antioxidantes como otros berries.
El proceso
La industria de los alimentos funcionales está en constante expansión y su principal aliado es la ciencia ya que gracia a ésta puede desarrollar técnicas que permiten analizar el producto, sus ingredientes y posibles contaminantes.
“El proceso de análisis de materias primas que se realiza en laboratorios de centros de investigación, empresas o universidades, no sólo debe disponer de alta tecnología, sino que necesita del apoyo y la integración de la industria, la economía, la academia y todas organizaciones involucradas”, sostiene el científico.
En el caso de Chile, el experto considera que nuestro país se encuentra en un escenario privilegiado ya que cuenta con diversas zonas agrícolas de cultivo, un nivel de producción relevante y personal capacitado para desarrollar las técnicas. “Pero falta mejorar el acceso a la tecnología, estimular el interés de las empresas por invertir en investigaciones para así mejorar los procesos de producción de alimentos funcionales”.
Escrito por: Prensa-UNAB