El hambre “feroz” de los adolescentes tiene una explicación
Los adolescentes tienen fama de comer mucho. Y efectivamente es así, pues se produce un aumento del apetito, especialmente durante el denominado “estirón”, por acción de hormonas y factores de crecimiento. Así lo explica Evelyn Muñoz, nutricionista de la U. Andrés Bello, quien detalla los riesgos de este apetito voraz. A muchos padres les pueden llamar la […]
Los adolescentes tienen fama de comer mucho. Y efectivamente es así, pues se produce un aumento del apetito, especialmente durante el denominado “estirón”, por acción de hormonas y factores de crecimiento. Así lo explica Evelyn Muñoz, nutricionista de la U. Andrés Bello, quien detalla los riesgos de este apetito voraz.
A muchos padres les pueden llamar la atención la cantidad de comida que ingieren sus hijos adolescentes, principalmente los hombres. En efecto, de acuerdo a un estudio publicado en la American Journal of Clinical Nutrition, en la adolescencia y, especialmente en los varones, surge una gran voracidad por comer, pudiendo llegar a consumir en promedio de más de 2.000 calorías sólo en un almuerzo.
“En la etapa de la adolescencia se produce un aumento del apetito, especialmente durante el denominado ‘estirón’, por acción de hormonas y factores de crecimiento producidos en mayor cantidad durante este periodo. Este apetito inusual dura aproximada tres años”, explica Evelyn Muñoz, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello.
Pero, ¿por qué los hombres comen más que las niñas en la adolescencia? Según la nutricionista ellos en su desarrollo aumentan la masa muscular en mayor cantidad que las mujeres, diferencia que se mantiene en la edad adulta. Como la masa muscular gasta más energía que masa grasa, los hombres necesitan más energía que las mujeres, lo que se correlaciona con el mayor de apetito.
El problema, complementa la experta, es que este aumento de apetito surge junto a cambios psicológicos, que se puede traducir en el consumo de alimentos de baja calidad nutricional y un descontrol en la ingesta. “Esto se ve favorecido por el tiempo que el adolescente pasa fuera del hogar sin control familiar e intentado ser aceptado por un grupo de pares. Puede existir un exceso de peso muy difícil de corregir, que repercute en la salud y en una baja autoestima en una etapa en que experimenta una gran preocupación por la imagen corporal”, subraya Evelyn Muñoz.
Más peso: mala alimentación
Para evitar que este periodo de apetito aumentado no perjudique el desarrollo de los hijos adolescentes, la académica de la UNAB recomienda que exista un control, de parte de los padres, de los alimentos que ingieren los hijos mirando televisión, jugando videojuegos o en el cine, porque pierden la conciencia de lo que comen.
Hay que evitar, aconseja Muñoz, que ingieran alimentos después de la cena y durante la noche, para no aumentar el aporte calórico. Además se debe cuidar que las porciones que se sirvan sean las adecuadas (no XL), privilegiando una alimentación variada y balanceada.
“Para esto los padres deben preocuparse e idealmente acompañarlos durante las cuatro comidas diarias e instarlos a consumir una o dos colaciones en base a frutas y lácteos descremados durante el día. Es vital respetar los horarios de alimentación: desayuno, almuerzo, once y cena. El tener 4 horarios de alimentación ayuda a evitar un consumo excesivo concentrado en un solo horario, ya que se controla el apetito adecuadamente”, explica Evelyn Muñoz.
No saltarse el desayuno es otra de las sugerencias de la experta. Éste permite terminar con el largo periodo de tiempo sin alimentación que tenemos durante la noche, que además, favorece la atención, concentración, vitalidad y asegura un óptimo estado nutricional. Por lo mismo, el desayuno debe contener un lácteo bajo en grasa, cereales bajos en azúcar y fruta o jugo.
Escrito por: Prensa-UNAB