Reducir significativamente todas las formas de violencia, el maltrato, la explotación, la tortura y la mortalidad causada por ellas, erradicar la discriminación y la corrupción, eso y más es a lo que aspira el número 16 de los objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de las Naciones Unidas sobre Paz, Justicia e Instituciones fuertes. A estos anhelos ha orientado también su trabajo la investigadora de la Universidad Andrés Bello sede Concepción, Paula Tesche, quien, desde las ciencias sociales y la literatura, ha buscado profundizar en temas de Derechos Humanos, justicia y memoria.
Tesche fue reconocida este miércoles 30 por la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado y la Dirección General de Vinculación con el Medio UNAB, como la académica que más aportó a nivel nacional al cumplimiento de esta meta de la ONU a nivel institucional, contribuyendo con ello al compromiso Unab de apoyar activamente los ODS. En la ceremonia, se reconoció la labor de distintos docentes e investigadores a cada uno de los 17 objetivos establecidos en la agenda 2030 de las Naciones Unidas.
La docente de las carreras de Psicología y Trabajo Social ha estado trabajando desde el año 2016, realizando investigación académica y vinculación con el medio, desde un enfoque interdisciplinario, particularmente desde las ciencias sociales y las humanidades, en memorias colectivas y derechos humanos en la región del Biobío. “Algunas conclusiones generales, son la necesidad de promover el conocimiento sobre las violaciones a los derechos humanos y la relevancia histórica y política de los sitios de memoria; atender a los efectos de la dictadura y desarrollar estrategias que incidan en el olvido social que tiene el riesgo de desterritorializar y debilitar la fuerza política de las memorias locales”, comentó.
Agregó que, “estos problemas muestran la urgencia de promover la justicia y la paz social, asunto que releva el objetivo de desarrollo sustentable no 16, pues lamentablemente en el país existen graves deudas históricas que se vinculan con la impunidad, el negacionismo y la falta de políticas públicas en la materia”.
Desde el conocimiento acumulado durante esta labor, distingue varios desafíos a nivel regional. Entre ellos, “visibilizar la violencia represiva de la dictadura y las historias políticas, sociales y culturales de los proyectos de la época; promover prácticas colectivas vinculadas con las ‘memorias vivas’ con énfasis en el presente, especialmente para las generaciones más jóvenes; gestión y mantención de lugares de memoria que valoren la dimensión antropológica de los habitantes y fomentar el conocimiento y las prácticas vinculadas con los derechos ciudadanos”, concluyó.