Las vacaciones de invierno pueden ser una buena oportunidad para reencontrarse con los hijos
Las dos semanas de descanso están plagadas de altas expectativas por parte de los niños y jóvenes. Pero este tiempo para los padres muchas veces es sinónimo de estrés por la disyuntiva entre dejarlos hacer lo que deseen u organizar su tiempo libre. Las vacaciones de invierno comienzan cuando finaliza el primer semestre. Son dos […]
Las dos semanas de descanso están plagadas de altas expectativas por parte de los niños y jóvenes. Pero este tiempo para los padres muchas veces es sinónimo de estrés por la disyuntiva entre dejarlos hacer lo que deseen u organizar su tiempo libre.
Las vacaciones de invierno comienzan cuando finaliza el primer semestre. Son dos semanas de descanso muy esperadas por niños y jóvenes. En ese tiempo los estudiantes depositan muchas expectativas, pues desean básicamente entretenerse. Para muchos padres, sin embargo, constituye un factor de estrés el optar entre dejarlos hacer lo que quieran con su tiempo libre o planificar las actividades día a día, advierte Alejandra San Juan, psicóloga de la Universidad Andrés Bello.
A esto suma, que en muchos hogares ese periodo de descanso no siempre coincide con las vacaciones de los padres: ¿Cómo aprovechar ese tiempo? Esto depende de la edad de los hijos. Por ejemplo si son pequeños, sugiere la experta, los padres pueden encargarles que busquen un hobbies o un pasatiempo para entretenerse durante esas dos semanas.
“Otra alternativa es cocinar junto a los hijos con recetas que ellos pueden buscar. “Los papas, además, pueden ir a la hora de almuerzo y disfrutar un rato con ellos. Pero sobretodo durante los fines de semana el esfuerzo se debe colocar en buscar actividades que sean factibles de hacer un invierno, como ir a museos, al teatro o cursos donde ambos puedan participar”, dice San Juan.
Organizar el tiempo
Si bien, las vacaciones son un periodo para dejar de lado la rigidez de los horarios y olvidar la rutina diaria, para la sicóloga es importante considerarlas como una oportunidad para que los niños aprovechen el tiempo y realicen actividades que durante el año quedan relegadas. Por ejemplo, dormir hasta tarde, salir con sus amigos, descansar y compartir con la familia.
Todo ello, dice Alejandra San Juan, sin caer en el error de llenar el tiempo libre de los niños con actividades: “Algunos padres temerosos de que sus hijos los llamen al trabajo para decirles que están aburridos, los inscriben en miles de talleres, pero ellos también necesitan liberad y el derecho de disfrutar su ocio como ellos quieran. De esta manera, además, aprenden a organizar su tiempo y actividades”, sostiene.
Es clave considerar, dice San Juan, las necesidades, motivaciones e intereses de cada niño y en base a eso planificar qué hacer durante estas vacaciones. Lo importante, agrega, es sacarlos de la rutina escolar y aprovechar ese tiempo para potenciar la comunicación con ellos.
Hablar con los hijos
“Una de las mayores quejas e inquietudes de los padres es la falta de tiempo que tienen para poder comunicarse con sus hijos, ya sea por la rutina laboral o académica. Las vacaciones, por lo tanto, son la oportunidad para compartir y realizar actividades donde se puedan escuchar, conocer sus motivaciones, intereses y necesidades, instancias que muchas veces la cotidianeidad y la rapidez del día a día no permiten construir”, aclara.
Es fundamental, sostiene San Juan, que no sólo durante las vacaciones, sino que durante todo el año los padres busquen y generen aquellos espacios que permitan expresarse, comunicarse y dialogar, elementos fundamentales para el desarrollo integral y sano de sus hijos.
Paulina Sepúlveda
paulinasepulveda@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB