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ORGULLO UNAB: Un odontólogo-actor que apuesta por las sonrisas de niños y niñas de zonas rurales

A sus 33 años, el Dr. Carlos Llanos Díaz, egresado de la Facultad de Odontología de la U. Andrés Bello, ha sabido complementar con éxito su rol como profesional en su consulta privada como en el de docente, pero sobre todo disfruta en aportar en la salud dental solidaria.

“Pequeñas Sonrisas” es un programa itinerante de salud oral enfocado a niños y niñas (entre 4 y 9 años) de Chile con escaso acceso a la atención dental incluyendo la realización de campañas de promoción lúdico-educativas, la creación de videos educativos y la atención dental preventiva.

A través de una ruta de campañas teatrales de payasos sobre prevención en Salud Bucal, charlas demostrativas y materiales educativos sobre higiene y salud y la atención clínica de prevención dental en los colegios y centros educativos de zonas rezagadas de Chile, se busca evitar los problemas posteriores de salud bucal y que a su vez los niños se conviertan en embajadores proactivos de la salud dental, facilitando la información a sus familias y comunidades.

Co-fundador de este programa es el Dr. Carlos Llanos Díaz, egresado de la Facultad de Odontología de la U. Andrés Bello en el 2010, quien a sus 33 años cuenta con un destacado currículo tanto en su consulta particular como en la docencia, pero sobre todo en lo que se refiere a materias como la inclusión y ayudar a aquellos que tienen un difícil acceso a la odontología.

¿Por qué elegiste estudiar Odontología?
Desde muy pequeño sabía que quería estudiar algo relacionado con la salud, particularmente medicina, porque quería ser cirujano. Cuando entré a la U por puntaje no entré a Medicina, pero sí me alcanzaba para Odontología así que me recomendaron matricularme con la posibilidad de poder cambiarme posteriormente. Sin embargo, cuando comencé a estudiar odontología, me enamoré de la carrera, me fue muy bien en primer año y ya no quise cambiarme. Me encantó la idea de poder sanar a las personas devolviéndoles la sonrisa, además de poder realizar cirugías que era lo que más quería. No me arrepiento en absoluto, fue la mejor decisión que pude haber tomado.

¿Qué recuerdas de tu paso por la UNAB como estudiante?
Recuerdo que fueron años de mucho esfuerzo, muchas noches en vela estudiando. Recuerdo los exámenes orales en los que estábamos siempre con los amigos y amigas dándonos ánimo antes de entrar. También fueron muy importantes para mí los eventos deportivos que organizábamos en la Facultad de Odontología como el Enaopri. Competí muchos años, compartiendo gratos momentos con estudiantes de diferentes universidades. Y lo que me dejó muy marcado en lo que sería mi forma de trabajar fueron los operativos de salud dental a Chiloé durante los veranos. Es una experiencia increíble poder intervenir en zonas rurales donde hay tantas carencias, los lazos que se generaban con los compañeros y compañeras de los diferentes cursos y con la gente local. Realmente los años de universidad fueron de los mejores años de mi vida.

¿Cuáles han sido tus logros en lo profesional?
Creo que poder desempeñarme hoy con total libertad y confianza en mi trabajo gracias al conocimiento y experiencia que he ido adquiriendo con los años, es el mayor logro. Desde que me recibí hace 8 años tengo mi consulta particular donde atiendo un gran número de personas en diferentes áreas de la odontología como urgencias, cirugía bucal, implantología y, últimamente, también realizo rejuvenecimiento orofacial. También amo ser docente por lo que me siento muy afortunado de poder realizar mi vocación académica donde no sólo tengo la posibilidad de enseñar en el área que me desempeño que es la morfología, sino que también puedo transmitir a mis alumnos mi pasión por las ciencias de la salud y el trato con los pacientes, dejándoles una semillita que les permita tomar conciencia de la importancia de tratar a sus futuros pacientes con empatía y amor.

«Es una experiencia increíble poder intervenir en zonas rurales donde hay tantas carencias, los lazos que se generaban con los compañeros y compañeras de los diferentes cursos y con la gente local. Realmente los años de universidad fueron de los mejores años de mi vida».

Fundación Kumelén

¿Cuéntame sobre la Fundación Kumelén?
En la Fundación Kumelén (https://www.fundacionkumelen.com/), junto con mi esposa (Ainara), trabajamos en un proyecto de promoción, prevención y atención dental para niños y niñas de zonas rezagadas llamado “Pequeñas Sonrisas” (https://www.programapequenassonrisas.com/). Nuestros planes a mediano plazo es poder dedicarnos al 100% a este proyecto y durante un par de años viajar con una casa rodante y una unidad dental portátil a diferentes lugares de Chile donde existe difícil acceso a la odontología a entregar educación y atención dental solidaria.

Tengo entendido que todas las semanas realizas una obra de teatro en conjunto con su señora ¿Cómo nació esta idea y en qué consiste?
Desde hace años que junto con mi esposa estamos trabajando en este proyecto “Pequeñas Sonrisas”. Esta iniciativa mezcla nuestras pasiones porque combina las artes, la comunicación audiovisual y la salud dental, aportando nuestro granito de arena a nivel social. Como nuestro enfoque en promover el autocuidado dental desde temprana edad, nos pareció muy interesante encontrarle una forma más lúdica y positiva así que mi esposa me animó a que un amigo Director de Teatro y Payaso, nos formara y dirigiera en una obra de teatro infantil clown donde nos convertimos en los protagonistas de una historia romántica y divertida entre la Princesa Muela y el Caballero Brillo Cepillo en la que desde el humor y el amor se entiende la importancia de cuidar los dientes, cepillándonos todos los días y alimentándonos de manera saludable. La obra la estamos haciendo tanto en salas de teatro como en colegios, jardines y otros espacios públicos. En cuanto consigamos el financiamiento para la motorhome y los equipos, la llevaremos a los colegios más rezagados junto a videos y materiales educativos de salud dental.

«Nuestros planes a mediano plazo es poder dedicarnos al 100% a este proyecto y durante un par de años viajar con una casa rodante y una unidad dental portátil a diferentes lugares de Chile donde existe difícil acceso a la odontología a entregar educación y atención dental solidaria».

¿Cómo un odontólogo complementa la odontología con la actuación?
Bueno dedicándole gran parte de mi tiempo libre, no queda de otra. Hace ya dos años que mis fines de semana se han convertido en tiempo para el teatro, al principio escribiendo los guiones, ensayando, entrenando, haciendo cursos de clown e improvisación y ahora pues o estamos con funciones o preparándonos para ellas. Mi esposa Ainara, es fundamental en esta logística para que podamos coordinar nuestros tiempos con las funciones, intervenciones y ensayos que hacemos. Es un esfuerzo extra cuando tienes que combinar el trabajo diario con un emprendimiento social propio, pero creo que la clave es amar lo que haces, cuando lo haces desde el corazón todo se va dando. Nuestra intención es dedicarnos al 100% a nuestro proyecto con esta obra en un futuro no tan lejano, por lo que el esfuerzo vale la pena.

Si tuvieras que definirte en una frase ¿cuál sería?
Bueno creo que nadie se puede definir en una frase porque eso niega todas las otras posibilidades y potenciales que una persona puede desarrollar, pero sí podría decir algunas características sobre mí. Soy un hombre entusiasta y, a la vez, muy relajado, me tomo las cosas con tranquilidad, no me enojo con facilidad, soy bastante curioso y me encanta aprender cosas nuevas y estudiar, tal vez me lleno de demasiadas cosas por esto mismo, pero creo que es porque de verdad me gustan muchas cosas diferentes. También trato de ser empático con las personas, creo en nuestra profesión, tanto como odontólogo, docente o clown hay que ser compasivo y amoroso con las personas con las que tratamos, a todos nos gusta que nos traten con consideración.

¿Qué le aconsejarías a quienes están estudiando Odontología en la UNAB, pensando en cuando salgan al mundo laboral? 
Creo que es fundamental ser muy conscientes de que los que estudiamos odontología somos personas privilegiadas por poder formarnos en el arte de devolver la sonrisa a las personas en un sentido muy amplio. La boca es un espacio muy íntimo de un ser humano y les aconsejaría a mis alumnos y alumnas que nunca se olviden de esto, junto a toda la ansiedad y miedos que viven los pacientes cuando nos vienen a ver. Deben ser muy suaves, amorosos y, sobre todo, empáticos. Tal y como les gustaría que los trataran a ellos. A veces, hay profesionales de la salud que parecen olvidar que están tratando con un ser humano completo y creo que no dejarse llevar por esta especie de trato “automático” marcará la diferencia en su desarrollo profesional y les llevará al éxito.

 

 

Escrito por: Sonia Tamayo