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Historiadores discuten sobre la existencia real de Lautaro

En el seminario “Chile, historia de un Mito”, organizado por la Universidad Andrés Bello, expertos debatieron en torno a la relación de la mitología y la historia de nuestro país.

 En el seminario “Chile, historia de un Mito”, organizado por la Universidad Andrés  Bello,  expertos debatieron en torno a la  relación de la mitología y la historia de nuestro país.

“Fue Lautaro industrioso sabio, presto, de gran consejo, término y cordura, manso de condición y hermoso gesto, ni grande ni pequeño de estatura; el ánimo en las cosas grandes puesto, de fuerte trabazón y compostura; duros los miembros, recios y nervosos, anchas espaldas, pechos espaciosos”.   

De esta forma, Alonso de Ercilla y Zúñiga en su  poema épico, La Araucana, describe a Lautaro, quién  fue un  mapuche educado por Pedro de Valdivia,  que jugó un rol decisivo en la sublevación mapuche contra la conquista española.“La Araucana de Alonso de Ercilla es el mito nacional sobre el que se fundó el colectivo imaginario de nuestros orígenes”, dice María Gabriela Huidobro, Directora de  la carrera de Licenciatura en Historia de la Universidad Andrés Bello de Viña del Mar. La historiadora sostiene que la figura de este cacique  tiene muchos elementos mitológicos que harían suponer que  su existencia no fue del todo cierta.  

Lautaro calza perfectamente con el héroe del mito. “Se viste de una imagen poetizada”, cuenta María Gabriela. En el retrato hecho por Alonso de Ercilla, éste  explica algunas de las características de Lautaro: sabio, de gran cordura, ni alto ni bajo, de espalda ancha. Según la historiadora, estas características no lo particularizan, si no que lo describen de manera muy general. “Fácilmente puede haber sido la descripción de un caballero medieval o de un héroe de Troya. Son referencias a modelos de literatura clásica, lo que genera a un personaje literario y mitológico”, agrega la experta.Las principales fuentes de la historia en esa época eran las cartas o crónicas escritas por españoles. A juicio de Huidobro,  éstas son  muy subjetivas, porque su  finalidad  era enaltecer la conquista.

Sin embargo, el historiador Alfredo Jocelyn –Holt no está de acuerdo con esa postura. Él indica  que el mito es parte de la historia. Tiene diferencias importantes, por ejemplo que el mito se basa en héroes o dioses, seres semi humanos, en cambio la historia supone una mortalidad.  “El mito tiene un efecto ritual recurrente y cree que los hechos se repiten. En cambio la historia valida la línea del tiempo, por lo que no es posible moverse hacia atrás. La historia no se repite”, explica el académico. 

Concluye que la historia es una interpretación y el mito es una fuente fundamental. “Por ejemplo, la Guerra de Arauco, la  Patagonia como el origen del ser humano, responden al mito de que al final del arcoiris hay una riqueza enorme. Por eso llegaron los españoles a América, a buscar esas riquezas al fin del mundo. El mismo Charles Darwin vino a la Patagonia porque creyó que al final del mundo se encontraba el origen de él”, argumenta Jocelyn-Holt.  

Ante estos análisis, los expertos concluyeron que no existe lo verdadero o falso en la historia. “Existen dos polos opuestos para explicar los hechos según la semiótica, uno que son las proposiciones matemáticas, y el otro que tiene que ver con la imaginación. ¿Dónde queda la historia entonces?, es todo lo que está entre medio”, finaliza Alfredo  Jocelyn- Holt. 

Por Valentina del Campo
vdelcampo@unab.cl

 

 

Escrito por: Prensa-UNAB