¿Qué tan felices son nuestros niños?
Se consultará a los niños con quien viven, las percepciones que tienen del dinero, de ellos mismos, de los amigos, la escuela, el tiempo y el futuro.
En el Seminario Internacional de Bienestar Infantil en el Mundo, organizado por la Facultad de Ciencias Exactas, el Departamento de Matemáticas y el Centro de Estudios Cuantitativos de la Universidad Andrés Bello, se presentó la metodología de la inédita investigación sobre la felicidad infantil de la UNICEF.
La felicidad y las emociones se contagian, se enseñan y se aprenden. Ser feliz es parte de la evolución y el desarrollo del ser humano. Es por esta razón el interés por cuantificar y estudiar los niveles de felicidad en niños y adolescentes.
Como parte del equipo de esta investigación el Doctor Ferrán Casas, Director del Instituto de Investigación sobre calidad de vida de la Universidad de Girona, España, explicó que para lograr resultados óptimos no se puede trabajar sólo con instrumentos objetivos, ya que la subjetividad entrega un sinnúmero de realidades a veces desconocidas.
Una de las preguntas que se hace el académico es: ¿Cuál es la verdadera realidad? “Las diferentes percepciones también forman parte de la realidad y la mayor aproximación para comprenderla es obtener datos de distintos agentes sociales”, analiza.
En los ’80, cuando se publicaban estudios de calidad de vida en niños y adolescentes, se consultaba a padres, adultos, cercanos y profesores, pero no se les preguntaba a ellos lo que pensaban o sentían”, comenta el profesional. La sorpresa fue que cuando incorporaron a los propios niños en las encuestas, las respuestas fueron totalmente distintas y generaron nuevos debates científicos.
El estudio
Fue entonces cuando junto a la organización World`s Children, y la UNICEF recogieron datos sobre el bienestar de la población infantil y adolescente.Ante esta nueva realidad, se identificaron los verdaderos problemas de la infancia y se determinó que el bienestar subjetivo disminuye al avanzar en edad. Los niños tienen buenos niveles de felicidad y satisfacción hasta los 12 años, pero a los 16, el porcentaje baja de manera importante.
Esto ocurre porque los padres aspiran a que sus hijos tengan el mismo bienestar y valores que ellos.
Frente a esta observación se dispuso de más escalas de evaluación para la población infantil: libres de contexto, por ámbitos de la vida, comparaciones de distintos países y nueva base de datos de las redes internacionales.
Se consultará a los niños con quien viven, las percepciones que tienen del dinero, de ellos mismos, de los amigos, la escuela, el tiempo y el futuro.
El objetivo es medir la felicidad y el bienestar infantil desde la salud mental y la educación. Participarán psicólogos y estadistas de España, Uganda, Sudáfrica y Chile, entre otros.
Según estudios anteriores, el 38,3% de los niños chilenos tiene algún tipo de trastorno de salud mental: comportamiento irruptivo y trastornos ansiosos.
Por ejemplo, el principal motivo de la depresión en los párvulos es porque retienen más las cosas negativas que las positivas, por lo tanto tienen una necesidad de vincularse y construir relaciones de confianza.
Juan Carlos Oyanedel, Director del Centro de Estudios Cuantitativos de la U. Andrés Bello, explicó la importancia de los indicadores sociales, porque permiten desarrollar decisiones públicas. “La producción de datos por parte de la academia es casi inexistente, por lo que habrá una alianza con la Escuela de Psicología de la UDD para generarlos y usar nuevos indicadores para realizar la medición”.
Oyanedel agregó que el principal desafío del Centro de Estudios Cuantitativo es entregar datos útiles para la investigación y generar una discusión sobre la visión subjetiva de la felicidad. Ya que es común que las sociedades se cuidan de problemas indeseables, como de la drogadicción o la delincuencia, la apuesta con esta búsqueda de datos es encontrar nuevas mediciones para analizar la realidad a través de una armonización del cuestionario.
Este estudio que elaborarán las dos casas de estudios generará un hito en la percepción de la felicidad y el bienestar en la infancia. “Se podrá desarrollar conocimiento que permita saber más allá de los niños en torno a la carencia y enfermedad. Esto va a permitir discutir dimensiones positivas de la infancia.”, explica Jaime Alfaro, académico de la UDD.
Con esta investigación se podrá tener una comprensión integral de la calidad de vida de los niños, permitirá observar programas de intervención desde las dimensiones positivas y hacer comparaciones internacionales para identificar el bienestar en los sistemas educacionales y la convivencia escolar.
Por Valentina del Campo
vdelcampo@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB