Las nuevas prácticas que buscan mejorar el aprendizaje de ciencias en la Universidad
Apoyados en la investigación en enseñanza y testeando nuevas metodologías y tecnologías, un grupo de investigadores de la Universidad Andrés Bello apuesta por mejorar el aprendizaje de sus estudiantes de pregrado. Cuando un profesor universitario entra a una sala de clases, no solo se enfrenta con un grupo de alumnos. En realidad se encuentra con […]
Cuando un profesor universitario entra a una sala de clases, no solo se enfrenta con un grupo de alumnos. En realidad se encuentra con 40 ó 60 estudiantes, cada uno de los cuales es un mundo en sí mismo: sus conocimientos previos son distintos, tienen ideas o prejuicios diferentes y diversas motivaciones para estar en esa clase. Una realidad que, en algunos casos, impide al profesor lograr que todos sus alumnos tengan un aprendizaje efectivo.
El decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Dr. Cristian Millán, explica que “el perfil de ingreso demasiado heterogéneo de los estudiantes impiden que el profesor pueda ser todo lo efectivo que debiera en un curso de primer año”. Una situación especialmente preocupante para esta Facultad, que presta servicios docentes a cerca del 80% de la Universidad.
Por este motivo, académicos de la Facultad de Ciencias Exactas están trabajando en una serie de iniciativas para que la enseñanza sea más efectiva para lograr finalmente un buen aprendizaje. Uno de ellos es el Convenio de Desempeño UAB 1101, que busca rediseñar el proceso de eseñanza en los cursos de ciencias exactas en los primeros años de los programas de pregrado de la Universidad.
En el marco de esta iniciativa y con el apoyo del Ministerio de Educación, cuatro investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas visitaron a finales de abril la Universidad de Harvard en Estados Unidos, para conocer las nuevas tendencias en docencia que se desarrollan en las casas de estudios de ese país. Los académicos participaron en un programa intensivo organizado por LASPAU (Academic and Professional Programs for the Americas).
La comitiva estuvo integrada por el Dr. Mauricio González, director de Metodologías Educativas de la UNAB; el Dr. Andrés Meza, director de Licenciatura en Astronomía; el Dr. Andrés Vega, secretario académico del Departamento de Ciencias Químicas y el Dr. Pierre Paul Romagnoli, director del Departamento de Matemáticas.
Durante su estadía en la Universidad de Harvard, los investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas pudieron analizar en detalle los siete principios del aprendizaje, guiados por la Dra. Susan Ambrose, académica la Universidad Carnegie Mellon, la cual desarrolló estos postulados. Estos principios ubican al estudiante con sus conocimientos previos, habilidades y motivaciones, como el elemento central que determina el éxito o fracaso del proceso de aprendizaje.
Nuevas tecnologías
En la actualidad, se desarrolla un plan piloto en Bachillerato en Ciencias, con el uso de clickeras para evaluar formativamente el aprendizaje de los estudiantes inmediatamente después de que el profesor revisó un contenido. “En un principio creían que jugaban a ‘Quién quiere ser millonario’, pero con el paso de las clases lo han adoptado la nueva tecnología con mayor naturalidad”, explica el Dr. Mauricio González.
Sin embargo, Gonzalez advierte que “el uso de la tecnología sin una buena metodología no sirve de nada en los procesos de enseñanza-aprendizaje”. Por eso, estas evaluaciones se aplican junto con otras herramientas. Una de estas propuestas más populares es el método de instrucción entre pares, donde los estudiantes “traducen” a sus compañeros el mensaje del profesor en su propio lenguaje, con lo que se ayudan a internalizar mejor los conceptos.
Otra iniciativa es la construcción de una sala inspirada en las salas TEAL creadas por el MIT. Se trata de un aula equipada con computadores, proyectores, telones y una gran pizarra que recorre todo el muro perimetral. Un verdadero ecosistema que promueve el trabajo colaborativo entre los estudiantes.
Por Alexis de Ponson M.
adeponson@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB