Preocupa baja presencia de mujeres en cargos de representación pública
En el cierre del Mes de la Mujer, expertas analizaron la presencia femenina en los cargos de representación popular. Esto, en el contexto del seminario “Mujeres y liderazgo, derribando brechas de género”, realizado en la Unab.
Sólo 1 de las 33 comunas que forman la Región del Bío Bío tiene a una mujer como alcaldesa, una cifra menor a la de períodos anteriores y que da cuenta de la baja presencia de las mujeres en cargos de representación política. La marginalidad de la presencia femenina se replica también en los concejos municipales, donde sólo se registran 57 concejalas del total de 338 cupos y en otros puestos de representación popular, como en el caso de los diputados: sólo 3 de los 18 son mujeres y de los senadores: hay sólo una representante entre los cuatro escaños disponibles.
Si bien han existido iniciativas tendientes a buscar paridad o una mayor inclusión, lo cierto es que no ha habido grandes impactos en temas de participación. Tal como quedó demostrado este jueves 28 de marzo en el seminario “Mujeres y liderazgo, derribando brechas de género” realizado en conjunto por Sernameg, la DGDE de la Universidad Andrés Bello y la Municipalidad de Talcahuano.
Por ejemplo, tras la puesta en marcha de la ley 20.900 para el Fortalecimiento y la Transparencia de la Democracia, que estableció incentivos para el fomento de la participación de las mujeres, se demostró que, tras la elección llevada a cabo en 2017, los candidatos hombres al Parlamento recibieron el promedio el doble de los aportes en relación a las mujeres y que, en el senado este valor incluso se cuadruplicó.
Lo preocupante de esto es que según los datos del Servel, los partidos políticos están compuestos en un 51,7% por mujeres, pero incluso siendo mayorías, siguen estando relegadas a papeles secundarios.
Postergación
El problema es que más allá de medidas puntuales existe todo un trasfondo cultural que debe ser derribado para avanzar en paridad. La seremi de Sernameg, Marissa Barro, atribuyó este estancamiento, entre otros factores a “la doble y hasta triple carga de las responsabilidades públicas y privadas de las mujeres, lo que se suma a una cultura de la exclusión”.
La abogada y activista Feminista, Ana Muñoz, detalló que, entre los obstáculos para la participación de las mujeres, los factores más frecuentes, están los problemas que tienen para compatibilizar la vida familiar con la laboral, los aspectos culturales y la jerarquía de las organizaciones políticas la mayoría lideradas por hombres.
Para ella, “tan importante como la prevención de la violencia de la mujer, es la posibilidad de crear lideresas, y lideresas feministas”, por eso es recomendable cambiar prácticas que vienen incluso de la educación. “Los juegos que hacemos, por ejemplo, en los niños son siempre competitivos y en las niñas de cuidado, pero la política es competitiva y eso ya establece una desventaja”. Agregó que, en el caso de los niños, cuando se les pregunta qué quieren ser cuando grandes nunca dice “papá” y con frecuencia responden “presidente”; en las mujeres la respuesta casi siempre es “mamá” y alguna profesión feminizada como “enfermera”.
También hay una invisibilización de la mujer en la historia, por eso, destaca, iniciativas como las de renombrar las estaciones del metro en Santiago. “Parece que nosotras no hubiéramos hecho nada, pero tenemos ejemplos como Elena Caffarena o Patricia García, una dirigente histórica del Colegio de Profesores, entre una larga lista”.
En lo comunicacional, añadió, “los medios nos ponen a como adorno, siempre debemos estar lindas. En los hombres la competencia es por poder, en las mujeres por la belleza”.
Todos factores compartidos por la seremi de Equidad de Género. “Las mujeres afrontamos una ardua lucha para convencer a la opinión pública, debemos demostrar constantemente mayores recursos cognitivos, educacionales y sociales y quienes tienen mayor espacio a cargos de poder son las que han recibido una mayor educación”, dijo.
Escrito por: Tania Merino