CONOCE A TU PROFE: Maite Rodríguez, la cubana nacida en la ciudad del “Che” y amante de la poesía chilena
Maite Rodríguez, académica de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, nació hace 43 años en Santa Clara, la ciudad del Che Guevara, donde descansan sus restos y se alza un monumento en su honor. Amante de la poesía, esta cubana llegó a Chile hace 12 años y hoy es una “chilena” más. Esta es su historia.
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Maite Rodríguez, académica de la Escuela de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, nació hace 43 años en Santa Clara, una ciudad en el centro de Cuba con medio millón de habitantes, bellas playas con agua turquesas a una hora y media y un lugar obligado de visita para los seguidores de la “Revolución cubana”, ya que es la ciudad del «Che» Guevara, donde descansan sus restos y se alza un monumento en su honor.
rel=»attachment wp-att-224615″>Alegre, inquieta, colaboradora, esta cubana llegó a Chile hace 12 años y hoy es una “chilena” más. Esta es su historia.
¿Dónde y por qué estudió para químico farmacéutico?
Estudié en la Universidad Central de las Villas, un bello campus universitario con un jardín botánico. En esa universidad había un centro de investigación que se llamaba Centro de Bioactivos Químicos. Lo visité cuando era estudiante de colegio y quedé entusiasmada con la idea de descubrir el mundo de los medicamentos, formular nuevos fármacos y encontrar la cura de las enfermedades a través del mundo de las moléculas y el conocimiento del hombre. Sigo creyendo en el rol antiguo del farmacéutico que elaboraba medicamentos en base a los compuestos que se encontraban en la naturaleza.
¿Cuáles han sido sus logros en lo profesional?
En lo profesional, lo más importante es que hago lo que me apasiona hacer, vinculo la fitoquímica, que es la temática que más me apasiona, con la enseñanza y la investigación.
¿Por qué decidió venir a vivir a Chile?
Cuando me titulé, postulé a un cargo de docente en la misma universidad donde había estudiado. Como había sido alumna ayudante continué en el área de la botánica y farmacognosia, también hice prácticos de laboratorio en Farmacoquímica. Como son tópicos que están relacionados entre sí, hice el magíster en Farmacoquímica en la rel=»attachment wp-att-235228″>Universidad de la Habana con énfasis en productos naturales. Luego postulé a un programa de doctorado ¿Dónde? En la Universidad de Chile y obtuve la beca que otorga el gobierno alemán para países en desarrollo (DAAD). Yo conocía Chile por la poesía de Violeta Parra, Pablo Neruda y Gabriela Mistral, pero nunca me imaginé viviendo en este país, fue el azar, el viento me trajo hasta aquí como una semilla.
¿Qué es lo más difícil de vivir lejos de Cuba?
Lo más difícil es …imagínate que soy un árbol con mi tronco, mis hojas y mis flores en tierra chilena…pero con las raíces en otro lado.
¿Qué se le viene a la cabeza si le nombro Fidel?
Es una figura histórica que de una forma u otra está relacionada a los cubanos de mi generación. Somos la generación «Y». Vivimos la época romántica de la revolución cubana cuando éramos niños, nos quebramos con la caída del campo socialista que coincidió con nuestra época de adolescentes, vivimos la juventud o la adultez en pleno período especial y crisis del sistema. Uno no puede quedar fuera de todo ese proceso.
¿Qué le gusta de Chile?
Me gusta mucho que conservan lindas tradiciones, como por ejemplo el baile de la cueca y los juegos en las fiestas patrias, algunas celebraciones regionales como las fiestas del norte. Además, me gusta el paisaje de Chile, es un bello encuentro de climas, accidentes geográficos, flora y fauna. Eso me encanta de este país. Adoro viajar de norte a sur para conocerlo y disfrutar la naturaleza, contemplar las plantas. Como soy una amante de la poesía considero que Chile es una bandera para Latinoamérica en ese ámbito, los poetas aquí se dan muy naturalmente, puede ser por que se respira acá un poco de soledad y reserva, eso es un nutriente fundamental. Este es el desierto permanentemente florido de la poesía. Mi comida chilena preferida es el charquicán con huevo frito. Si hablamos de lugares, me gusta «Los molles»… Es una riqueza inigualable la que tiene este país por donde lo mires. Excepto por las playas, extraño las playas del Caribe.
¿Cómo nace su faceta de docente?
Desde que era pequeña jugaba a ser la maestra de mis muñecas. Cuando iba al colegio, en mi casa siempre funcionaba un «círculo de estudio», o sea, nos reuníamos varios amiguitos para estudiar y me pedían que explicara.
rel=»attachment wp-att-235230″>¿Cómo es su relación con los alumnos?
Muy cordial, respetuosa, pero con cariño. La pedagogía es una obra de amor infinito, no estamos en la época en que «la letra entra con sangre». Hay que comprender los contextos en que viven nuestros estudiantes. En base a nuestra experiencia, enseñarles con rigor y paciencia. Darles un buen ejemplo a seguir en lo profesional y en lo personal.
¿En qué se diferencian los chilenos de los cubanos?
Los cubanos conservan una especie de ingenuidad, demuestran su alegría y su tristeza muy abiertamente. Nos gusta mucho la música y vamos a bailar a las fiestas. Los chilenos se miden más. Sin embargo, con la mezcla cultural que estamos teniendo, en unos años estas líneas divisorias desaparecerán.
¿Cómo se vislumbras en 10 años más?
Me veo terminando de escribir un libro de poesía, haciendo salud por los éxitos que alcancen mis ex-estudiantes. Me vislumbro feliz si mi hija es feliz.
¿Su máximo orgullo en la vida?
Me siento orgullosa de ser una persona bondadosa y afable, cercana a la gente. Mi mayor orgullo es haber podido desarrollarme en lo que me gusta, siendo útil. Como dicen los japoneses, haber encontrado mi «ikigai» que significa la “razón de existir”.
Escrito por: Sonia Tamayo