La música como una opción terapéutica post terremoto
Cantar con amigos, escuchar música o simplemente bailar puede tener un efecto en el bienestar emocional. Es lo que recomienda la musicoterapia, que además plantea una interrogante: ¿Por qué pese a la naturaleza sísmica de Chile no existen muchas canciones que hablen de terremotos? La evasión emocional, sostienen los expertos, puede ser la respuesta. La […]
Cantar con amigos, escuchar música o simplemente bailar puede tener un efecto en el bienestar emocional. Es lo que recomienda la musicoterapia, que además plantea una interrogante: ¿Por qué pese a la naturaleza sísmica de Chile no existen muchas canciones que hablen de terremotos? La evasión emocional, sostienen los expertos, puede ser la respuesta.
La naturaleza sísmica de Chile es una condición que siempre ha acompañado su historia, por ubicarse en el llamado Cinturón de fuego del Pacífico, donde se enfrentan la Placa de Nazca y la Sudamericana. Muchos de los terremotos que han azotado nuestra tierra, incluso se inscriben entre los de mayor magnitud e intensidad destructiva, como el del 22 de mayo de 1960, de 9,5º Richter el más potente registrado.
Pero esa realidad contrasta con un hecho simple, pero no menos significativo: no existen muchas canciones que den cuenta o relaten esos eventos inevitables. Para la musicoterapia la respuesta a esa actitud puede estar relacionada con una actitud de evasión emocional, de un pueblo que no realiza una catarsis del trauma. Esta reflexión la hace Gabriela Wagner, musicoterapeuta argentina, Past-President de la World Federation of Music Therapy, quien participó en el seminario “Desarrollo Artístico en Musicoterapia”, de carrera de Educación Musical de la U. Andrés Bello.
El terremoto, dice Wagner, constituye sin una experiencia con efectos post traumáticos, al tratarse de una situación en la cual el entorno se torna destructivo y, que además, no pueden controladas o manejas por las personas y que dejan huellas emocionales de por vida.
Descargar emociones
Rolando Benenzon, médico psiquiatra, y máxima autoridad mundial en musicoterapia, quien también participó en el encuentro de la U. Andrés Bello, explica que esta técnica permite al individuo a través del uso del sonido, música, movimiento, mímicas, textura, silencios y pausas, “desempolvar todos aquellas experiencias que no han podido descargarse en el momento oportuno y por algún camino, que en aquellas circunstancias existían”.
En el contexto de un plan de salud mental para superar el terremoto, se puede considerar el utilizar la musicoterapia para ayudar a las personas, sostienen los expertos. “Esta técnica tiene recursos positivos desde el punto de vista constructivista, ya que disponer la mente a la música es una actividad integradora de los dos hemisferios que ayuda a la persona a enfrentar una situación que no han buscado”, asegura Gabriela Wagner.
De forma tan sencilla, por ejemplo, al crear canciones en familia, escuchar música en el auto o la improvisación musical, las personas logran la llamada empatía para poder situarse en el lugar del otro. “La situación traumática, complementa la experta, congela imágenes que se vuelven recurrentes en sueños y ese devenir se puede trabajar desde la sonoridad, que permita el autoconocimiento y la aceptación”.
Ese proceso ocurre gracias a que la acción multisensorial de la música y que se sustenta en la memoria auditiva que activa el funcionamiento endrocrino y neurológico, secretando así mayores niveles de hormonas relacionadas con el bienestar. De ese modo se activan los recursos de las personas para remediar las situaciones problemáticas con una mejor disposición. “Al cantar o escuchar música con otras personas no sólo se entrena el oído, sino que además permite a las personas compartir una situación en común y sintonizar así en sus vivencias”, concluye Wagner.
Paulina Sepúlveda
paulinasepúlveda@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB