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Investigador del caso Celco: “Dentro del humedal las plantas se han recuperado”

Según el académico de la U. Austral Eduardo Jaramillo, el Luchecillo -planta de la que se alimentan los cisnes de cuello negro- ha recuperado la cobertura que perdió durante el desastre ambiental de 2004.   Han pasado ocho años desde el episodio de contaminación de las aguas del Río Cruces en Valdivia, el cual causó […]

Según el académico de la U. Austral Eduardo Jaramillo, el Luchecillo -planta de la que se alimentan los cisnes de cuello negro- ha recuperado la cobertura que perdió durante el desastre ambiental de 2004.

 

Han pasado ocho años desde el episodio de contaminación de las aguas del Río Cruces en Valdivia, el cual causó la muerte de entre 350 y mil ejemplares del cisne de cuello negro, y aparentemente recién este santuario de la naturaleza se está recuperando del desastre.

Así afirma el Dr. Eduardo Jaramillo, académico del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la U. Austral de Chile, quien fue uno de los primeros investigadores que coordinó un grupo de investigadores para evaluar las causas de la mortandad de aves que se empezó a evidenciar en mayo de 2004 en el humedal del río Cruces. El Dr. Jaramillo dictó la charla “Ciencia después de desastres” en la U. Andrés Bello, invitado por el Departamento de Ecología y Biodiversidad de esta casa de estudios.

En esta ponencia, el investigador explicó que de acuerdo a estudios recientes que se han realizado en el santuario del Río Cruces y ríos adyacentes, “hay evidencias que dentro del humedal, las poblaciones de Luchecillo han recuperado su cobertura y que el estado sanitario de las mismas puede describirse como saludable”. Un análisis de microscopía electrónica de barrido ha permitido comprobar que los nuevos ejemplares de esta planta se encuentran sanos y no exhiben los daños estructurales observados durante el año 2004. Además, las concentraciones de metales pesados se han reducido en esta plantas, siendo similares a las medidas en plantas de otros humedales donde no ha ocurrido contaminación química.

Según un estudio coordinado por el Dr. Jaramillo en 2004 y 2005, la muerte masiva de cisnes de cuello negro se debió, entre otras cosas, a la desaparición del Luchecillo, su principal fuente de alimento. Este fenómeno se produjo debido a que las plantas fueron afectadas por una alta carga de metales pesados depositada sobre las mismas, lo que probablemente afectó la fotosíntesis y finalmente produjo su muerte.

“Los cisnes migraron por falta de Luchecillo. Algunos no pudieron emigrar por falta de masa muscular debido a ayuno y se comieron los remanentes de Luchecillo con altas cargas de metales pesados, fundamentalmente hierro”, explica el Dr. Jaramillo. Esto que provocó efectos patológicos en las células hepáticas, enfermedad conocida como hemocromatosis, situación que también influyó en el fallecimiento de las aves.

Según el Dr. Jaramillo, la contaminación de metales pesados en el Luchecillo se produjo por el vertido de residuos desde la planta de Celulosa Arauco, ubicada aguas arriba del humedal del río Cruces y cercana a San José de la Mariquina. “Esto está acreditado en el juicio iniciado por el Consejo de Defensa del Estado y la Corte Suprema ha ratificado las multas contra la empresa por vertidos de residuos líquidos no autorizados”, explica el investigador.

Posteriormente, el mismo Dr. Jaramillo coordinó un estudio que descartó una hipótesis planteada por un grupo de académicos de la U. de Chile, según los cuales la muerte del Luchecillo se habría producido por la conjunción de tres factores climáticos durante tres días de mayo de 2004. Sin embargo, el equipo de la Uach acreditó que ese escenario se dio solo durante un día de ese mes y que con anterioridad a esa fecha eventos similares había ocurrido en el área sin que el Luchecillo fuera afectado.

Sin embargo, el estudio de estos académicos debió enfrentar numerosas críticas. “Han pasado ocho años de ridiculización y rechazo de nuestra hipótesis de cómo ocurrieron los cambios ambientales del humedal del río Cruces, nos han atacado y ¿qué ha pasado? No hay una explicación mejor que la nuestra para esos cambios”, concluye el Dr. Jaramillo.

Por Alexis de Ponson M.

adeponson@unab.cl

Escrito por: Prensa-UNAB