Demencia senil: cuando el olvido es una enfermedad
Entre un 5 y10% de la población mundial mayor de 65 años sufre de esta patología y su prevalencia aumenta de manera significativa pasada esta edad. En Chile existen alrededor de 100 mil casos diagnosticados, y es más frecuente en mujeres. La raíz de este problema de salud radica en el envejecimiento de la población gracias a las mejores condiciones […]
Entre un 5 y10% de la población mundial mayor de 65 años sufre de esta patología y su prevalencia aumenta de manera significativa pasada esta edad. En Chile existen alrededor de 100 mil casos diagnosticados, y es más frecuente en mujeres. La raíz de este problema de salud radica en el envejecimiento de la población gracias a las mejores condiciones en el nivel de vida.
La demencia es un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas que, en este caso, desarrollan la mayoría de los adultos mayores. Pese a todo no están excentas de padecerla personas de mediana edad, que puedan presentar este cuadro clínico, aunque es poco frecuente.
Entre el 5 y 10% de la población mundial mayor de 65 años padece de esta enfermedad y su prevalencia aumenta de manera significativa después de esta edad. En nuestro país existen alrededor de cien mil casos de demencia diagnosticada, con un mayor número de casos en mujeres.
Según Alejandra Vicencio, académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello y especialista en el cuidado del adulto mayor, el aumento “se debe a la mayor cantidad de años que viven los adultos mayores gracias al mejor nivel de vida, acceso a medicamentos, mejor atención en consultorios y mayor información sobre diferentes enfermedades. También es importante mencionar el avance tecnológico de la medicina que permite el rastreo y tratamiento precoz de enfermedades”.
El Alzheimer es la patología más frecuente de los tipos demencia senil. Se manifiesta con síntomas como pérdida de la memoria, desorientación y deambulación.
Deterioro paulatino
La especialista explica que al olvidar los nombres de los objetos comienzan los problemas domésticos y afectan las habilidades en el trabajo. El Alzheimer genera un deterioro en la capacidad de juicio que impide realizar actividades simples como vestirse o contestar el teléfono. Además surgen problemas en el lenguaje, desorientación en tiempo y espacio, y se puede llegara deambular sin destino, lo que arrastra el riesgo de que un adulto mayor se extravíe al salir de su casa y no saber cómo volver. A esto se suman un juicio disminuido: le cuesta razonar para tomar una decisión simple.
La profesional subraya que existen cambios de personalidad, reacciones explosivas o agresivas frente a situaciones e ideas paranoicas. A esto se suma una pérdida de iniciativa o pasividad frente a hechos que anteriormente hubieran reaccionado. Es importante descartar otras enfermedades que podrían causar un estado de confusión transitoria como un accidente vascular isquémico, una descompensación diabética (alzas o bajas de glicemia bruscas) o estados depresivos que se manifiestan como cambios de personalidad.
Alejandra Vicencio, recomienda que siempre es adecuado consultar a un médico especialista o geriatra si nota que su familiar no actúa igual que siempre o presenta olvidos y comportamientos no adecuados. A pesar de que una vez declarada esta enfermedad no es reversible, se puede atenuar el proceso degenerativo con medicamentos de última generación, que podrían ayudar.
Mente activa
Para contrarrestar los efectos de la demencia senil la enfermera UNAB aconseja mantener cierto grado de trabajo intelectual con simples tareas como resolver puzzles, leer libros, jugar al memorice o hacer listas de compras. Además pueden realizar algún tipo de actividad física, controles médicos una vez al año, tener una alimentación saludable con abundantes verduras y frutas.
La preocupación, dice Vicencio, se extiende también a quienes cuidan de estos enfermos. “A medida que la enfermedad empeora y el cuidado en la casa se torna cada vez más difícil, los miembros de la familia se enfrentan con decisiones difíciles acerca de la atención a largo plazo. El número y las necesidades de las personas que cuidan a estos enfermos crecerán al mismo ritmo que la edad de la población y el número de personas con Alzheimer”, señala.
Sonia Tamayo
stamayo@unab.cl
Escrito por: Prensa-UNAB