CONOCE A TU PROFE | El momento del adiós de la Directora de Terapia Ocupacional
El próximo 6 de mayo, Olga Véliz dejará, tras 6 años, su cargo como directora de la Escuela de Terapia Ocupacional de la U. Andrés Bello. Es el momento del balance, de conocer por qué dice adiós a la cabeza de la Escuela y cuáles serán sus siguientes pasos. Esta es su historia.
A sus 61 años, Olga Véliz Ramos tomó una decisión potente, después de 6 años, dejará la Dirección de la Escuela de Terapia Ocupacional de la U. Andrés Bello.
Tenía 16 años cuando entró a estudiar a la Universidad de Chile, única Escuela de Terapia Ocupacional, en aquellos años. Desde que se tituló, trabajó en Salud Mental en distintas instancias públicas y privadas. También se formó como Terapeuta Familiar en el Instituto Chileno de Terapia Familiar, lo que la llevó a desempeñarse en el Hogar de Cristo con mujeres en situación de calle.
Hasta que llegó la docencia. “De a poquito llegué a la UNAB. Primero fui docente Guía de Práctica Profesional, cuando era Directora de una Hospedería del Hogar de Cristo. Luego, me invitaron a participar de algunas clases, después fui docente adjunta, impartí la asignatura de Enfoque Comunitario y se agregó Introducción a Terapia Ocupacional. En el 2010 me ofrecieron ser contratada en el cargo de Secretaria Académica, lo desempeñé y disfruté por tres años, hasta que la Directora anterior, Mónica Díaz, me ofrece el cargo en el 2013, acepté ese tremendo desafío con el apoyo de los directores de las sedes y el equipo de esos años”, relata Olga Véliz.
¿Por qué estudió Terapia Ocupacional?
Para mi, el descubrimiento de la Terapia Ocupacional fue una experiencia muy bonita. Cuando estaba por salir del Liceo N°1, fui a buscar a mi hermana que trabajaba como psicóloga en el Hospital Psiquiátrico en la Unidad de Alcoholismo. Llegué a un gran espacio donde los pacientes estaban pintando en una pared, un caballo azul, parado en sus dos patas traseras. Le pregunté a mi hermana por qué estaban haciendo eso y me dijo que era una actividad planificada por las “Terapeutas” y los pacientes, que simbolizaba la fuerza necesaria para manejar lograr “chantarse” y no tomar. Lo encontré tan potente que les pregunté más sobre lo que ellas hacían: “Trabajo en salud mental y arte!!!”. En ese momento dije: “eso es lo que quiero ser, Terapeuta Ocupacional”.
«Creo que los logros son tareas de equipos y basado en eso, hemos logrado obtener la primera acreditación de la Escuela, por cuatro años. Realizamos la tan deseada Innovación Curricular; somos reconocidos con un claro Perfil de Egreso que le da un sello súper validado al Terapeuta Ocupacional de la UNAB».
¿Cómo nació su gusto por la docencia?
Fue un descubrimiento para mí. Soy hija de Profesora Normalista y por mucho tiempo dije que no me gustaría ser profesora. Hasta que tuve la experiencia… Le agradezco tanto a las y los estudiantes de las Universidades donde he hecho clases, porque me permitieron descubrir esta parte de la que renegaba. Me encanta la docencia, la disfruto, pongo mis energías en ese acto de transmitir experiencia y conocimientos, sintiendo que para mí es una oportunidad que se me brinda para aportar a la formación de jóvenes Terapeutas Ocupacionales, quienes serán agentes de cambio de una sociedad que debe transformarse, para ser más inclusiva, menos violenta, más justa, respetuosa del otro y solidaria.
¿Cómo ha sido su relación con los estudiantes?
Desde mi intención ha sido ser cercana, cariñosa y abierta. Espero que muchos y muchas lo sientan así, sobre todo, siendo docente, porque en el rol de Directora de Escuela a veces no puedes cumplir con todas las expectativas o dar respuesta a todo lo que solicitan, o estar disponible para todos los y las estudiantes como quisieras. Los tiempos, las tareas y las exigencias del cargo, a veces no te lo permiten.
¿Cuáles han sido sus máximos logros como Directora de la Escuela?
Ufff creo que lo primero es haber desempeñado el cargo por 6 años. Es una tarea demandante, con muchas alegrías y logros, pero también con momentos difíciles, a veces, hasta amargos. Creo que los logros son tareas de equipos y basado en eso, hemos logrado obtener la primera acreditación de la Escuela, por cuatro años. Realizamos la tan deseada Innovación Curricular; somos reconocidos con un claro Perfil de Egreso que le da un sello súper validado al Terapeuta Ocupacional de la UNAB; participamos de la Red de Escuelas Universitarias de Terapia Ocupacional; tenemos un buen nivel de empleabilidad de los titulados, nuestros egresados están liderando equipos y participando de políticas públicas; logramos un excelente nivel de internacionalización… En fin, creo que somos una Escuela bien posicionada.
¿Por qué decidió dejar la dirección de la Escuela?
Porque creo que, para cualquier organización, es importante la renovación de quienes las lideran. Nuevas perspectivas, nuevas propuestas, pueden desarrollar y fortalecer las Escuelas. Además, como te decía antes, el cargo de gestión es agotadora y 6 años es suficiente. Quiero volver a ser docente y disfrutar de eso.
¿A qué se dedicará una vez que deje la dirección de la Escuela?
A ser docente, eso es algo que quiero disfrutar. Participar y generar proyectos que aporten a la Escuela y a la formación de nuestros y nuestras estudiantes, y que sean interesantes para mí.
Más allá del aula
Fuera del aula, Olga está orgullosa de los 31 años de relación que lleva con su pareja y por con su hija, quien es artista visual. Disfruta de instancias sencillas como tejer. “Una vez alguien me dijo que tenía manos creativas…eso me marcó y, por supuesto, me encantó…Me gusta mucho cocinar, leer y compartir con mi familia, me encanta salir a comer con mi pareja y mi hija”, reconoce.
¿Alguna película o serie que le guste?
Ahh muchas y variadas. Si debo mencionar solo una, The Wall. Sobre series, no, ahora, con más tiempo podré mirar en Netflix y ponerme al día.
¿Qué le gusta comer?
De tooodo, creo que a mi edad puede ser un poco complejo (risas). Hay que cuidarse y procurar comer más sano. ¡Me encantan los asados con un buen tinto, la cazuela y los dulces!
Si se le aparece el genio de la lámpara de Aladino y le dice que te concede tres deseos: ¿Qué le pide
Salud. Una casa en Isla Negra, es mi sueño… me veo viejita…viviendo cerca del mar, escuchando su sonido, relajándome con las olas y leyendo un libro en la playa. Un mundo más amable, justo y respetuoso de la naturaleza.
Escrito por: Sonia Tamayo